El regreso de la pareja más carismática
Cuando le comenté a una amiga que iba a ver Pasaje al paraíso (y le mencioné quiénes eran los protagonistas) me preguntó «si no habían cerrado ya ese antro». Me hizo reír porque tiene usualmente esa capacidad pero también porque yo también creía que así había sido.
Un inicio fuerte no implica que la película no me haya gustado. La verdad es que envidio la química entre Julia Roberts y George Clooney. Es más, envejecer como ellos es casi un deseo secreto. No nos pongamos fríamente analíticos. Es obvio que tienen todo lo necesario y bla bla ba, pero mantengamos algo de la fantasía de la vida, por favor, que aún hay que terminar el año con la moral en alto.
La comedia romántica dirigida por Ol Parker (quien cuenta en su haber, entre otros films, con la realización de la secuela de ¡Mamma mía!) y con la participación de la dupla mencionada, además de Kaitlyn Dever, Maxime Bouttier, Lucas Bravo, Billie Lourd, contó con el guion de Daniel Pipski en trabajo conjunto con el primero.
Para resumir de manera rápida, una pareja separada viaja a ver a su hija, quien reside en Bali. Se enamora de un muchacho local y pretende casarse. De ahí en más casi todo será confusiones divertidas.
Si bien parece que este tipo de producciones han vencido en términos de posibilidad de recaudación y atracción de público, aún parece funcionar, e imagino que, aunque claro, pueden equivocarse, es raro que se coloque tamaña cantidad de dinero en una apuesta que está perdida de antemano. De cualquier modo la estadística y el sostén en cartelera serán quienes hablen por la película y su éxito.
Pasaje al paraíso es una película más o menos efectiva que, si se deja pasar una serie de inestabilidades del guion que se vuelven desaciertos ligeros, puede ser vista sin dolor de ojos.