Después de tanto andar queriendo siempre volver
Las diferencias fundamentales entre este gobierno de facto iniciado el 24 de marzo de 1976 y los que le antecedieron fueron las metodologías y políticas que se utilizaron para lograr la disciplina en la sociedad argentina de la época: violencia sistemática y generalizada, donde se utilizó la fuerza de las armas y la anulación de los derechos de los ciudadanos. Incluso el más básico: el derecho a la vida.
En Pasaje de vida se vuelve a retratar una de las épocas más oscuras del pasado reciente en la Argentina, pero no desde la mirada de los desaparecidos, sino directamente desde el plano del militante, donde el protagonista es un montonero. Y ese es el fuerte de esta película.
El relato de Diego Corsini alterna pasado y presente de la vida de Miguel (Chino Darín / Miguel Ángel Solá), donde vemos por un lado a un joven, obrero en una fábrica en la que las injusticias lo llevan a pasar a la acción, en compañía de Pacho (Marco Antonio Caponi) y Gloria (Carla Quevedo), con quien comienza una relación amorosa en medio de la militancia revolucionaria, y deberán tomar decisiones arriesgadas, en medio de discusiones y aprietes de los dirigentes sindicales; y por el otro lo identificamos como un adulto viviendo en España, con escasos momentos de lucidez, quien continúa arraigado a su pasado y por momentos cuesta reconocer a su propio hijo Mario (Javier Godino), a quien ve como enemigo. Será él quien deba reorganizar las piezas para armar su propia historia, acontecida entre Argentina y España.
Si bien por momentos el guion resulta desparejo al intentar explicar algunas cuestiones que ya damos por hecho mientras se asienta el relato, es destacable que la bifurcación entre ambas épocas permite que la narración sea dinámica y llevadera. Otro punto a resaltar es el gran equipo de producción con el que cuenta este film: seguramente al tratarse de una coproducción entre Argentina y España haya posibilitado poder contar la historia con firmeza en ambas tierras, pero desde el lugar de ambientación de la época setentista argentina, se encuentra impecablemente lograda. Finalizando con aspectos técnicos, el trabajo de fotografía a cargo de Germán Vilche (responsable de varios clips musicales y publicidades como para Claro y Toyota) no es un punto menor a lo largo de toda la película.
Dentro de las actuaciones, es impecable el trabajo de Miguel Ángel Solá y Charo López, quienes nos siguen dando cátedra de excelentes interpretaciones actorales. Y no son menores las buenas actuaciones de Carla Quevedo y Chino Darín, a quienes sus personajes les permiten desenvolverse dramáticamente.
Pasaje de vida no justifica a los protagonistas por sus actos y se limita a colocar a cada uno en las acciones en las cuales se involucraron. Sin dudas es una película distinta a otras que hemos visto referidas a la cruda época de nuestro país, y al igual que Mario intenta armar el rompecabezas de su identidad, es necesaria ver para organizar las piezas de nuestra historia.