No es bueno que el hombre esté solo
Chris Pratt despierta en una nave espacial 90 años antes de lo previsto. Y el vivo la despierta a Jennifer Lawrence...
Es como una tortura. Jim está a bordo del Avalon, una nave espacial comercial que viaje hacia Homestead II, una colonia en el espacio. Son 120 años –sin escalas-, y Jim se despertó de la hibernación programada a los 30 años, por un desperfecto. Hace cuentas y no le da. El resto de los 5.000 pasajeros despertará naturalmente cuando falten cuatro meses para llegar a destino.
Jim (Chris Pratt, de Guardianes de la galaxia y Jurassic World), que es ingeniero mecánico, lo tiene todo a disposición en esa nave opulenta, salvo el desayuno de los pasajeros Gold, pero la desesperación comienza a apoderarse de su mente.
Sin ilusiones ni optimismos, empieza a bucear en el perfil de sus compañeros somnolientos de ruta. Está solo. Y no es bueno que el hombre esté solo. Lo acompaña, sí, un androide detrás de la barra de un bar (Michael Sheen), que puede oxidarse en el trayecto hacia destino.
Y tras debatir moralmente si es correcto o no abandonar su soledad y despertar a Aurora (Jennifer Lawrence), el ingeniero hace su movida.
Claro, la despierta.
Ella cree que salió de la hibernación por un problema de la cápsula. Se desespera igual que Jim, pero luego, al advertir que no llegarán a destino vivos, se dedican a pasarla lo mejor que pueden.
Sí, también hacen eso.
Como un Titanic en el espacio, Pasajeros es una rara combinación de géneros. Del atisbo de cine existencialista salta al romántico, al de acción y al cine catástrofe, picoteando el drama.
El asunto es que no aburre nunca, pero no profundiza en ninguno y termina siendo una propuesta superficial, con dos actores que tienen eso que solía llamarse química, y cómo no va a hacer falta carisma si se la pasan casi toda la proyección solitos en la pantalla.
El director de El Código Enigma, el noruego Morten Tyldum, no ahonda ni reflexiona demasiado, y la película pone rumbo decidido a la ciencia ficción, al romance y la acción, pero con elementos ya vistos y sin originalidad. Así, la única escena que despierta (vale el término) interés es aquélla en la que Aurora nada en una piscina, la gravedad de la nave falla, y queda como atrapada en una burbuja.
Como la película.