Después de dos cintas prometedoras ("The imitation game" y la anterior "Headhunters"), el noruego Morten Tyldum llega al espacio exterior con un presupuesto mayor a los que habitualmente maneja. Y no sólo eso, sino que además consiguió para el relato que presenta, a dos de los actores más taquilleros del momento : Jennifer Lawrence y Chris Pratt.
Con estos elementos y un guión del siempre eficiente Jon Spaihts ("Prometheus" y "Doctor Strange"), "Passengers" ofrecía a priori todos los elementos para posicionarse dentro de la primera línea del género sci fi de estos tiempos, codo a codo con "The Martian" y "Gravity". Pero no. Y es bueno decirlo porque la primera dificultad que uno aprecia cuando termina la proyección es no tener claro cuál es la premisa más importante, si la cuestión del viaje en una nave hacia un nuevo planeta (con todo lo que eso implica) o el romance que todos esperamos y vemos entre dos atractivos perfiles como Lawrence y Pratt.
Todo comienza para Jim (Pratt) cuando despierta antes de su hibernación. El, junto a otros 5000 pasajeros, se dirigen en la Avalon, a un nuevo mundo (Homestead II), bastante lejos de la Tierra. Tanta es la distancia, que deben estar en suspensión para poder llegar a destino, siendo que el viaje toma nada menos que 120 años terrestres.
Jim no sabe que sucede ni porqué, pero lo que nunca parece haber pasado antes, sucede: su cápsula se abre antes de tiempo y el despiera, digamos que bastante antes de tiempo. Al recorrer la nave, rápidamente se da cuenta de que es el único pasajero despierto. Nadie más junto a él. Excepto claro, un barman robot muy carismático llamado Arthur (Michael Sheen) quien será su única compañía durante un largo tiempo. El sistema falló y por ese hecho, el no podrá volver a dormirse para continuar el viaje, y deberá permanecer despierto por el resto de su vida. Restan más de 90 años para llegar a Homestead II...
Pasado un tiempo, nuestro amigo será superado por la angustia de vivir y morir solo, en una gigantesca nave donde puede hacer pocas cosas (ya verán cuales y porqué), sin más contacto humano por su entera finitud. Accidentalmente dará con la posibilidad de conseguir alguien para que mitigue su soledad en ese sombrío escenario: Aurora (Lawrence), una chica que carga con el peso familiar de ser hija de un ganador del Pulitzer, de clase alta y con una visión particular del mundo.
Una vez que estos dos pasajeros comiencen a conocerse, vendrá el tiempo de los problemas. Los románticos y los que definen el cierre de la película. Como ya supondrán, si la cápsula de Jim falló, algo viene mal en la nave y eso se agravará a lo largo del film, dando espacio para una breve pero contundente participación de Lawrence Fishbourne, como un oficial de la nave que aclarará algunas cuestiones.
Mucha CGI, paisajes estelares, tecnología, y ambientes cerrados. Lo que intenta Tyldum es confinarnos con sus pasajeros a esa sensación. Y falla. Porque Pratt no es un actor sólido (flaquea bastante cuando necesita expresar sus emociones) y su falta de química con Lawrence es evidente: ella aparece y se vuelve el centro del mundo, no necesita demasiado para ser el centro de gravedad de "Pasajeros".
Sin demasiada tensión, con una construcción bastante artificiosa y viejos trucos del oficio que la emparentan con una peli puramente sentimental (¿alguien duda de cuál será el destino de esta pareja?) la fuerza del escenario pierde y no logra ofrecer la sensación de inmersión necesaria para que el producto funcione. Estamos en el espacio y solos, y vamos a morir sin llegar a destino, eso, es un verdadero problema. Pero nunca llega a conmover como se esperaría.
Hay algunos apuntes interesantes sobre los viajes en crucero, la posible vida en otros planetas y las diferencias sociales, pero nada es demasiado trascendente. "Pasajeros" queda a mitad de camino entre una peli melosa con tintes de drama romántico y un producto de ciencia ficción errática.
Más allá de eso, siempre es interesante ver el despliegue escénico de Lawrence, quien como siempre, sostiene la cinta con su carisma e interpretación. Una especie de híbrido, que quizás habrá funcionado mejor con otro director. Entretiene, pero no descolla ni se codeará con las grandes del género actual, nombradas al principio de esta reseña.