Robert De Niro y Anne Hathaway, la principal razón por la cual el nuevo film de Nancy Meyers funciona.
Old Schoo
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Junto con sus contemporáneas Nora Ephron y Penny Marshall, Nancy Meyers probablemente sea una de las directoras más reconocidas de la comedia romántica -y comedia en general- norteamericana de las últimas décadas. Desde el estreno de Alguien Tiene Que Ceder en el 2003, la también guionista y productora fue adaptando su comedia más hacia el paladar de los ciudadanos de la tercera edad. Incluso en The Holiday, que estaba protagonizada por talentos más jóvenes como Cameron Diaz, Jude Law, Jack Black y Kate Winslet, existía esa sub-trama entre la actriz de Titanic y el mítico Eli Wallach, quien encarnaba a un querible guionista retirado a punto de ser homenajeado por sus pares. Volvió a dejar en claro sus intenciones con Enamorándome de mi ex, donde Meryl Streep, Alec Baldwin y Steve Martin vivían desventuras amorosas mientras bromeaban su edad y recordaban sus años mozos, y es finalmente con Pasante de Moda cuando Meyers se mete de lleno en el tema.
Pasante de ModaRobert De Niro interpreta a Ben, un hombre viudo, recientemente jubilado y con mucho tiempo en sus manos. Visitar a su familia, hacer viajes, o adquirir nuevos hobbies y pasatiempo ya no es suficiente para él. Lo que Ben necesita es volver a trabajar, algo que hizo toda su vida y que le da sentido a su existencia. Por suerte, encuentra el volante de un tienda de moda on-line que está buscando pasantes mayores de 65 años y con ganas de reintegrarse al mercado laboral. Luego de una serie de entrevistas que supera con creces, pero en las que queda en evidencia la brecha generacional y tecnológica que lo separará del resto de sus compañeros, Ben es contratado y más tarde asignado como el asistente personal de la fundadora del sitio: Jules Ostin, interpretada por Anne Hathaway en lo pareciera ser una versión más adulta de Andy Sachs, su papel en El Diablo Viste a la Moda. No le lleva mucho tiempo a Ben ganarse la confianza de sus compañeros y volverse uno de los empleados más populares dentro de la empresa, y aunque en un comienzo Jules parecía reacia a tenerlo cerca, descubre que toda su experiencia le puede ser útil para ayudarla a lidiar y resolver tanto problemas laborales como de su vida privada.
Juzgando por su avance y afiche, Pasante de Moda no es una película que inspire demasiada confianza. Se la ve como uno de esos proyectos genéricos que Hollywood estrena uno detrás de otro, y que sus actores suelen aceptar por el simple hecho de que hay una interesante suma de dinero detrás. En definitiva, el riesgo que conlleva es poco. Si fracasa, De Niro y Hathaway seguirán su camino intentando dar con papeles más interesantes, y si resulta un éxito, aunque sea moderado, será otro logro para sumar a la carrera de sus talentosos interpretes. Y aunque la realidad no dista demasiado de eso, Pasante de Moda termina resultado un agradable esfuerzo, principalmente por las acertadas interpretaciones de su dúo protagónico.
Con excelente química de por medio, Robert De Niro y Anne Hathaway mantienen a flote una película que -como todo el cine de Nancy Meyers- abarca mucho y aprieta poco, y a la que sobran algunos minutos en sus dos horas de duración, la mayoría de ellos en el tercer acto. Son muchos los conflictos y sub-tramas que se van abriendo en la película, y algunas de ellas muy tarde en el partido. Pero aunque Meyers se pierde en el camino, vuelve e encontrar la manera de retomar y llegar a buen puerto. También es digna de destacar la participación de Adam DeVine (Más Notas Perfectas) y Zack Pearlman, dos de los jóvenes del elenco, quienes también mantienen una buena química con De Niero y con los se dan varios de los momentos más divertidos de la película.
Conclusión
Pasante de Moda es el tipo de película que dentro de algunos seguramente veremos trasmitiéndose durante la tarde en algún canal de aire, probablemente siendo presentada por una señora sentada en su living con mates y bizcochos de por medio. Pero aunque por momentos es efectista, con una declaración que termina saliendo de manera burda y una dirección de Nancy Meyers que lucha por encontrar su camino, logra convertirse en un decente y hasta simpático entretenimiento. Principalmente por Robert De Niro, que al igual que su personaje Ben está sobrecalificado para el trabajo, pero donde su experiencia sin dudas aporta. Y también por la buena química que existe con Hathaway, fundamental para la historia que busca termina retratando Meyers.