Ben Whittaker está jubilado y es viudo, pero eso no le saca el deseo de aprender y probar cosas nuevas. Es por esto que Ben entra a trabajar como asistente de Jules Ostin, dueña de una compañía de venta de ropa on line. En su nueva comedia, Nancy Meyers muestra que nunca se es muy viejo para empezar de nuevo.
Nancy Meyers, a esta altura de su carrera, ya puede considerase una experta en el género de comedia. Lo demostró con las románticas El Descanso (The Holiday) y Enamorándome de mi ex (It’s complicated), por nombrar algunas de sus obras. Meyers sabe que un poco de humor mezclado con historias de amor no tan clásicas (es decir, cuentos que no tratan de un chico perfecto que conoce a una chica perfecta y se dan cuenta de que son el uno para el otro y viven felices por siempre) es la mejor receta para crear una buena película de este género. En Pasante de moda, protagonizada por Robert De Niro y Anne Hathaway, Meyers repite su patrón.
“Amor y trabajo, trabajo y amor. Eso es todo lo que hay”, dice Ben Whittaker (De Niro) al comienzo de Pasante de moda. Pero Ben, a los 70 años, ya se jubiló y enviudó, y no por eso quiere dejar de estar activo. Luego de probar clases de cocina, de yoga y de tantas otras cosas, decide ingresar a trabajar como pasante en una empresa de venta de ropa on line, gracias a un programa que ayuda a las personas mayores a integrarse en la comunidad. La dueña de esta compañía, llamada About The Fit, es Jules Ostin (Hathaway), una joven madre emprendedora que cede el rol de “ama de casa” a su marido. Ben se transforma en el asistente de Jules, que descubre en él un amigo y un sabio consejero. No, el personaje de Hathaway no es una versión más joven del de Meryl Streep en El diablo viste a la moda (dirigida por David Frankel en el 2006. Cuenta la historia de una abusiva editora de una revista de modas, Streep, que toma a una ingenua pasante que solo quiere escribir, Hathaway), pero la simetría entre ambas películas es clara. Ostin toma el lugar del personaje de Streep como conocedora de un mundo del que su pasante no tiene idea, pero en esta oportunidad, el poder entre ambas partes está equilibrado: Ben tiene algo que aprender de Jules, y Jules algo de Ben.
El dúo De Niro y Hathaway es perfecto y se hace difícil pensar en una pareja que pudiera funcionar mejor: la química en pantalla es estupenda. Los personajes secundarios acompañan y no se quedan atrás. Resaltan Andrew Rannells (conocido por su papel como Elijah en Girls) como el segundo de Jules, Adam DeVine (Pitch Perfect) como el compañero de Ben y Rene Russo como la simpatía amorosa del viejo Whittaker. Meyers, con Pasante de Moda, continúa una historia que comenzó en Enamorándome de mi ex (película en la que una mujer divorciada de 60 años se encuentra entre su ex marido, que trata de reconquistarla, y un nuevo candidato): la de desmitificar que la gente mayor no tiene una vida. Sí es cierto que a determinada edad las personas mueren, de hecho Ben cuenta que en sus actividades cotidianas está la de ir a funerales. Sí es cierto que a determinada edad las personas no pueden hacer todo lo que hacían cuando eran jóvenes. Pero no es cierto que eso los transforma en una parte “inactiva” de la sociedad. No es cierto que no tienen vidas sexuales. No es cierto que no hay vida en la vejez. “Sé que hay un vacío y necesito llenarlo pronto”, cuenta Ben Whittaker en su entrevista para conseguir el trabajo en About The Fit.
La visión de Meyers sobre las películas de comedia es fresca y es justo lo que necesita el género. Con Pasante de moda repite su fórmula: humor, amistad, amor y personajes con los que el espectador puede relacionarse. El resultado final es una historia más que agradable, que por momentos hará que el público ría y por momentos hará se emocione.