De Niro sigue vigente
Pasante de moda (The Intern en el original) es una de esas comedias dramáticas que busca ir permanentemente por el camino seguro. Que no busca innovar en ningún aspecto y trata de llegar al espectador con herramientas tradicionales. Quedará en manos de cada espectador el sentirse cómodo si acepta el juego y no lo cuestiona. Robert De Niro interpreta a Ben Whittaker, un viudo de setenta años que se siente frustrado con su vida a partir de la jubilación. En la búsqueda de algo que lo saque de la tristeza y el aburrimiento, descubre una oportunidad laboral inesperada. Una casa de venta de ropa por internet, está buscando pasantes de la tercera edad. La empresa más moderna posible tendrá entonces a Ben como candidato a un puesto al que, obviamente, accederá. Allí conocerá a la dueña de la empresa, Jules (interpretada por Anne Hathaway), una mujer sobre pasada por la gran empresa que ha creado y su obsesión por cuidar todos y cada uno de los detalles de su compañía. Sí Ben está solo y aburrido, Jules tiene un marido y una pequeña hija a los que no puede acompañar como quisiera. Esta pareja despareja será, claro, el centro de esta película dirigida por Nancy Meyers. La directora no es nueva en el género ni el estilo de Pasante de moda. Juego de gemelas, Lo que ellas quieren, El descanso, Alguien tiene que ceder y Enamorándome mi ex conforman una filmografía mediana, sin estridencias ni desastres. Tampoco ha hecho ningún film extraordinario. Como guionista, Meyers, no solo ha escrito sus películas sino también otros títulos interesantes como La pícara recluta, Protocolo, Diferencias irreconciliables, Uno contra otro y ¿Quién llamó a la cigüeña?, esta última, concentrada en los problemas de laborales de una mujer que desea ser madre sin renunciar a su carrera. No son pocas las similitudes entre aquel título y este que se estrena hoy. Meyers sabe cómo llevar un relato amable y es curioso como al ver Pasante de moda uno tiene la sensación de estar viendo una película de la década del noventa. Todo el prolijo, caro, entretenido. No es película memorable y hay algunas situaciones con personajes secundarios que no funcionan. De tanto querar congraciarse con el espectador, a veces la película se pasaPero De Niro y Hathaway ponen lo mejor de sí y sus personajes son fácilmente queribles. Quien sea capaz de pasar por alto los lugares comunes y las resoluciones algo simplonas, sin duda podrá disfrutar de esta comedia amable y sencilla, mucho más prolija que espectacular, pero hecha para el disfrute del público, de punta a punta. Prueba clara de la vigencia de ese gran actor llamado Robert De Niro.