Simplemente Guy
Nuevo filme del norteamericano Drake Doremus, uno de los directores emergentes en el actual panorama de cine independiente, que ganó el premio especial del jurado en el Festival de Sundance en 2011 con Como locos (Like Crazy) y puso en primer plano a su actriz protagonista Felicity Jones con el premio como mejor actriz.
Con aquel film, Doremus indagaba las relaciones entre estudiantes de intercambio que son capturados por inmigración e intentaba retratar el lado más doloroso del amor.
En Pasión inocente, Doremus vuelve a trabajar con Felicity Jones y elije una trama sencilla y poco original vista muchas veces, donde el amor imposible entre un adulto y una adolecente conlleva terribles consecuencias para sus personajes.
Relata como una familia aparentemente ejemplar que tras su aparente felicidad esconde a un padre músico frustrado, que trabaja impartiendo clases de piano a jóvenes cuando lo que realmente quisiera es tocar el chelo en una orquesta sinfónica, La llegada de una estudiante de intercambio de 18 años desestabilizara las relaciones familiares.
La relación prohibida y el tema de la infidelidad como telón de fondo dan lugar a un relato donde sobresalen las excelentes actuaciones y su parte inicial, donde la tensión sexual flota en el ambiente y no sabremos hasta qué punto lo suyo es amor u obsesión.
Doremus es un magnífico director de actores y sabe crear, a través de planos cerrados casi siempre detallando sus mínimos gestos, miradas y movimientos, un clima de sensualidad y sutileza a la hora de mostrar la intimidad entre los amantes.
Con una magistral actuación de Guy Pearce (quien ya demostro sus grandes dotes actorales en Memento), sobre quien recae todo el peso del relato, y una química entre los dos protagonistas clave para la tensión y seducción que recorre todo el film.
Guy Pearce y Felicity Jones logran a través de sus miradas y gestos componer a la perfección tanto al cansado e insatisfecho profesor de música que encuentra en la estudiante el valor y fuerza suficientes para encauzar su vida, como a la joven enigmática pero segura de sí misma que cautivara al profesor.
Su delicadeza estética, su fotografía, personajes frágiles y misteriosos y su comienzo con aires de thriller le dan al filme pinceladas de originalidad ante una historia ya conocida, que tuvo geniales producciones como Lolita, Belleza Americana y muchas más, pero que nos mantiene igualmente cautivados al principio.
Los problemas del film comienzan hacia la segunda mitad, con algunos momentos demasiado forzados (el casual descubrimiento de la hija en el campo), acontecimientos previsibles y clichés demasiado trillados como los que invaden el tramo final.
La excelente banda sonora, a cargo de Dustin O´Halloran, y sus deleitables composiciones de piano, suma puntos a un film que se disfruta en su primera parte y sobrelleva el resto.
Tal vez, poco arriesgado para los tiempos que corren, y un público que probablemente solo guarde legado de la actuación de Guy Pearce.