Pasternóster (en latín), padrenuestro (español) es, además, una línea de pesca basada en “una forma de trampa sencilla, donde todo consiste en poner los anzuelos a distintas alturas y la carnada justa para que la presa caiga. Una línea, una plomada, una boya y tres anzuelos… A veces queda enganchado uno…a veces dos…”
El titulo de ésta realización se relaciona con el concepto de la pesca, aplicado al propio infierno de celos del protagonista sobre su esposa (uno...) y su mejor amigo (dos...)
Opera prima de Daniel Alvaredo, actor (*) que se inicia en cine como realizador en un género no muy transitado en nuestra cinematografía: el terror psicológico, y las veces que ha ocurrido los resultados no han sido los mejores, esto ya lo hace interesante y atrevido.
Tito (Eduardo Blanco) es un fotógrafo con taller propio, ayudado por su amigo German (Iván Balsa), está por cumplir 50 años, casado con Carmen (Adriana Salonia), una mujer más joven que él, la que ha tenido dos perdida de embarazo. De pronto recibe en herencia de un tío lejano una casilla de pesca, pasatiempo que es su hobby/ entretenimiento. Todo perfecto, salvo la obsesión de ser padre.
Decide ir a pescar y ver la casilla heredada. Su viaje tiene una serie de problemas, caminos interrumpidos, linternas que se rompen, desvíos, que lo llevan a encontrarse con un almacenero, Ferdas (Héctor Calori), donde ve una reproducción de un cuadro de Caravaggio,“El sacrificio de Isaac” (del cual hay dos versiones, la vista es la segunda, de Florencia 1603), que en su tiempo fue muy criticado por la actitud de Isaac, de no estar de acuerdo con el sacrificio, y que Tito había visto anteriormente en la oficina del escribano. Cuando le pide una linterna a Ferdas, éste le dice no tenerla, pero en cambio le entrega un farol diciéndole: “con esto va a poder ver todo lo que usted quiera ver”.
Transcurrido el fin de semana, regresa su domicilio, y al primero que encuentra es al doctor, quien le informa que su mujer está embarazada ¡Bingo!
De allí en más ¿las cosas serán como él las ve, o se encuentra metido en una conspiración demoníaca?
Tendrás que verla y decidir.
El guión de Osvaldo Canis juega constantemente con la duda de si es un caso de paranoia o una conspiración de fuerzas maléficas, abusando con los intentos de desorientar al espectador, con escenas ambiguas (¿realidad?, ¿alucinación?), pero no logra crear un clima de misterio y suspenso muy fácil de descifrar. Escenas nocturnas que tratan de imprimirle temor, empero cuesta creérselas. La música que debe tratar de pasar desapercibida, pero generando una sutil atmósfera, hace lo contrario, nos anticipa lo que está por venir, y algunos giros de la trama se notan forzados, seguramente debido a un presupuesto exiguo, lo que no se puede tomar como un a excusa.
Estimo que la pueden tomar en cuenta los degustadores del género, para lo demás habrá que esperar los próximos trabajos de Daniel Alvaredo.
(*) “Asesinato en el Senado de la Nación” (Juam José Jusid, 1984, “De amor y de sombras”, Betty Kaplan, 1995, “Besos en la frente”, Carlos Galettini, 1996).