La repetición como forma narrativa. Jim Jarmusch coloca a su protagonista en un universo que lo expulsa constantemente y del cual termina aferrándose con poesía. Adam Driver se pone en la piel de un chofer de ómnibus preocupado por las palabras, por su novia y por llegar a su casa a descansar. En la simpleza de la historia, en la cámara que acompaña, y en los pequeños detalles, es en donde Jarmusch potencia su propuesta.