El origen de una mente asesina.
El 2022 fue un año muy relevante para el director de cine norteamericano Ti West. El lanzamiento, con apenas diferencia de meses, de dos largometrajes pertenecientes al género del terror y de varios subgéneros cinematográficos (el slasher, el gótico americano, el porno o cine XXX, el de opresión religiosa, el horror psicológico, entre otros) lo volvieron a posicionar como un interesante realizador; personal, con oficio y bastante conocimiento de las reglas y códigos que se necesitan aplicar en el séptimo arte para que los resultados sean buenos y logrados. Por un lado tenemos a X (2022), un gran homenaje al cine de género de los años 70’s y cuyo eje gira en torno a la filmación casera de una película condicionada, con sexo real y para adultos, que llevarán a cabo tres parejas (dos mujeres strippers, un productor, un actor porno de color, un camarógrafo y su novia asistente) en una apartada granja en un lejano paraje. Pero acá nada saldrá como los involucrados se imaginan. Los dueños del lugar son Pearl (Mia Goth) y su esposo, dos ancianos con problemas mentales y de tolerancia. Uno a uno los intrusos serán eliminados (asesinados de diferentes maneras) debido a la frustración por el paso del tiempo, el deterioro del cuerpo y el deseo que aún late, pero que ya no puede ser consumado. De más está aclarar que las cosas terminan muy mal. Pero esta pareja de ancianos lógicamente también fueron jóvenes y desde ya tuvieron sueños. Justamente allí es donde comienza Pearl (2022), segundo largometraje de Ti West lanzado el año pasado y acertadísima precuela de X, que por estos días llega a la cartelera de algunos cines argentinos.
Pearl (nuevamente en la piel de la actriz británica Mia Goth) es una joven que vive en 1918 junto a sus padres en una granja norteamericana. Su presente no es el ideal, está lleno de angustia y recelo. Su reciente y joven esposo tuvo que partir para luchar en la guerra. Mientras ella debe cuidar a su padre lisiado, y de paso soportar las órdenes y reclamos de su madre, una severa fanática religiosa. Para colmo una temible cuarentena, ola de gripe mediante, volvió la economía, del lugar y los alrededores, en nefasta y austera. De todas maneras y dentro de un entorno muy complicado, Pearl se permite soñar en convertirse en una famosa actriz de cine norteamericana. Los escapes al cine del centro cada vez que puede le permiten vivir otra realidad, a pensar en grande. Un amigo proyectorista del cine la acerca tanto a filmaciones de imágenes prohibidas, como a otras maravillosas y de gran envergadura. Pearl se imagina siendo protagonista absoluta de estás pintorescas historias. Se sueña siendo fuertemente aclamada por el público. Ese es el lado bueno de Pearl. Su mejor versión. Pero también existe su cara B: la de una mujer insana, cruel y que asesinará sin piedad a todo aquel que no le permite lograr sus cometidos, incluidos familiares o amigos. Pearl no tendrá piedad y este será el origen de su mente enferma.
Ti West acertó con ambas películas, pero con Pearl logró un tipo de relato de horror mucho más convincente y aterrador. Pensar que el aislamiento y la alienación de una joven, que comienza a vivir su adultez, su matrimonio y está despertando a la sexualidad, puede ser la raíz de una psicópata en potencia es una conclusión muy acertada. Como para hacer todo mucho más opresivo el realizador aprovechó las limitadas licencias debido a la pandemia por el COVID 19 y partió a filmar ambas películas a una granja en Nueva Zelanda. Allí se encontró con que también estaban filmando la secuela de Avatar y con la ayuda de varios técnicos de esta, le dio a Pearl una calidad estética maravillosa. La apología del sueño americano, la época de oro de Hollywood y de películas clásicas emblemáticas como El ocaso de una vida (Billy Wilder, 1950) o El mago de Oz (Víctor Fleming, 1939), conviven con otra parte donde los cuerpos son atravesados y la sangre salta a borbotones.
Este 2023 encuentra a Ti West y su musa, Mia Goth, filmando una tercera película acerca de Pearl llamada Máxime. Pero para eso aún hay que esperar un poco más. Mientras tanto recomiendo visionar tanto X, como la que hoy reseño, Pearl. Dos películas que demuestran que no todo está perdido para el cine de terror actual. Ambas están notablemente logradas, son inteligentes y hasta novedosas. Hacen referencia al pasado y la nostalgia, incluyendo imágenes poco habituales para una película del subgénero Gore. Pero también nos cuentan una historia, con una anti heroína y psicótica protagonista, que habla de los sueños, el cine, la locura y la muerte.