Podría decirse que el tango y el blues son parientes en la nostalgia, cuando "se te pianta un lagrimón" y quizás esto es lo que quiere mostrar este documental de Nacho Garassino, que esta vez incursiona en la no ficción.
El retrato de María Luz Carballo, de la dinastía de los Carballo, como dicen en la peli, podría haber sido algo más pulido. Sin embargo, todo queda allí, en los momentos en que ella brilla transformándose con su guitarra y su voz, que tiene el sello inconfundible de la música en la sangre, ya que su tía es la legendaria Celeste Carballo. Su padre, sus hermanos, sus primos, sus raíces, otros músicos eximios están en la Argentina pero María Blues, tal su nombre artístico, luego de una podría decirse ¿aventura? con Pappo Napolitano y su madre que le dice que vaya a encontrarse con el mundo, llega a Chicago, la cuna del blues. Ella, su guitarra y su voz, luego una hija, -que se llama Lucille, como la guitarra de B.B.King-, siempre la duda de dónde dormirá y su conexión con la "Mamma" que está en Buenos Aires.
Todo este mundo de personajes que nutren un ritmo que debe sufrirse y vivirse antes que interpretarse, se mete en la historia de esta mujer, una de las pocas reconocidas que se animó a meterse en cosa de hombres.
"Pegar la vuelta" no sólo muestra los problemas y las angustias del desarraigo sino también la fuerza de los lazos, la pasión y la pulsión de vida por un sueño hecho realidad a muchos kilómetros del hogar.
Lamento que por tratarse de una película con la historia de alguien que incursiona en la música no se haya pensado en un mejor tratamiento del sonido. En muchos pasajes, se pierde el encanto de la voz de María Blues. Me pareció además, un poco reiterativo el plano sobre la protagonista en un monólogo un tanto descuidado. Me gustaron más las escenas en la que ella dialoga con los que la ayudaron a llegar a ese lugar soñado, desde la gente del blues, pasando por su familia, sus amigos. Allí se la ve más suelta y plena con anécdotas que vale la pena escuchar.
No me canso de decir, que es una pena que estos materiales se filmen para estar dos semanas en una sala fuera del circuito, cuando podrían ser creadas para pantallas donde los cultores del género, los fanáticos de la música, pudieran disfrutarlos mejor. Será cuestión de reverlo desde la producción y desde la distribución, ¿no les parece?