1, 2 ultraviolento
Pendeja, Payasa y Gorda (2017), no solo es el título de la segunda película de Matías Szulanski –Reemplazo Incompleto (2016)- sino también, los sobrenombres de las tres protagonistas de esta interesante y violenta propuesta cinematográfica que nos convoca.
La historia trata sobre Gorda (Mirta Wons) quien contrata a dos chicas de, digamos, muy pocas luces, para hacer un trabajito, tienen que ir a buscar un muerto a lo de Martín (Germán Tripel) para sacarle los riñoñes y llevárselos. El hermano de la Gorda está enfermo y los necesita para un futuro transplante.
Con una premisa tan clara y concisa, por supuesto que lo que deviene es una serie de eventos que se complican uno tras otro. Todo lo que pueda salir mal, bueno, saldrá peor. La historia principal se irá entreverando con otras de índole secundario, y el humor negro, la violencia y la comedia serán los platos fuertes de esta jugosa y valiente propuesta del cine argentino. Valiente porque es posible que no sea para el público en general (no porque no lo merezca) sino porque veneramos el género de comedia violenta, sangrienta, si viene de la mano de maestros como Tarantino pero si la afrenta es local, allí el público se reserva. Ojalá no sea la suerte de este gran film, porque tiene todos los méritos para ser no solo un producto de entretenimiento de gran calidad sino también una pieza de culto.
Szulanski toma algo del gran Quentin en dividir el relato en distintos episodios, no necesariamente ordenados cronológicamente, algo así como un memento nacional, dando lugar al espectador que vaya construyendo la trama a través de estos personajes tan dinámicos que van y vienen, que obeceden pero que se la juegan por lo suyo. Allí radica lo mejor, en correrse del cuento lineal y apostar a una estructura distinta que funciona perfecto, una narrativa inteligente que cuenta en las interpretaciones de todo el elenco un apoyo fundamental.
El trío femenino es impecable: Wons como Gorda construye una mujer letal, Ana Devins como Pendeja aporta una cuota de ingenuidad y comedia cruda digna del aplauso, y Flor Benítez como Payasa completa una terna formidable de interpretaciones tan reales como efectivas.
Una celebración encontrarse con esas historias pequeñas con un enorne trabajo detrás, un contar distinto al borde de lo bizarro, pero alineado con un género que cada vez pisa más fuerte en nuestro cine argentino y que merece el reconocimiento y el apoyo de la sala llena.