Pendular

Crítica de Adolfo C. Martinez - La Nación

Geometría del espacio amoroso

El film narra la relación de amor de una pareja de artistas cuyos límites, contradicciones y obsesiones se reflejan en la obra de cada uno de ellos. Ambos se instalan en un enorme galpón abandonado en el que una cinta naranja pegada al suelo divide el área en proporciones idénticas en las cuales se destacan un taller de escultura y un espacio de ensayo de baile.

A la derecha está el lugar en el que él realiza su tarea, y a la izquierda se destaca el estudio de danzas de ella, y en el mismo espacio existe un pequeño núcleo interno donde viven ambos. En ese entorno se mezclan el arte, el rendimiento y la intimidad, y donde los personajes pierden gradualmente la habilidad de distinguir entre sus proyectos artísticos y su relación amorosa.

La directora Julia Murat concibió así un film atípico y para ello no necesitó nada más que dos personajes (interpretados por Raquel Karro y Rodrigo Bolzan) y un único escenario para ir descubriendo, paso a paso, las alegrías, los triunfos y el pasado de ese dúo que, casi sin palabras, va tejiendo sus necesidades de vivir en armonía.

La expresión de la moderna y audaz coreografía de las relaciones humanas se conecta perfectamente con la originalidad estética y dramática del film, y hacen de Pendular una obra distinta que se convierte en un crudo ejemplo de lo que es ser artista y amante al mismo tiempo.