Pendular

Crítica de Ariel Abosch - El rincón del cinéfilo

Una pareja de artistas se muda a un lugar muy amplio, lo que fue una gran fábrica, para vivir y crear un espacio donde podrán ejercer sus disciplinas con total libertad.

Este es el puntapié inicial de esta película, que es una coproducción, pero se rodó en Brasil con la dirección de Julia Murat.

Dentro de ese ámbito se desarrolla prácticamente toda la historia. Ellos se instalan en el galpón y lo primero que hacen es pegar en el piso una cinta naranja para delimitar los sectores de trabajo de cada uno, porque ella (Raquel Karro) es bailarina, practica danza contemporánea, y él (Rodrigo Bolzan) hace esculturas con distintos elementos, siendo un creativo no convencional.

Con las reglas preestablecidas se van instalando paulatinamente. Ambos comparten el área, se acompañan y se apoyan, pero no trabajan juntos. Ella, se pasa el día ensayando y practicando nuevas rutinas, sola o junto a un amigo bailarín. Él, va armando sus obras, de a poco, sin un rumbo fijo, porque no sabe bien lo que hacer.

Las jornadas transcurren trabajando solos, estando con amigos, con público, o teniendo sexo de un modo poco frecuente para ver en un film comercial. Su intimidad está expuesta sin tapujos, como si no existiera la cámara.

Al comienzo cuesta encontrarle un sentido a esta propuesta cinematográfica, porque está filmado como un documental, con escasos diálogos, sin puntos fuertes, con charlas superfluas, hasta que avanzado el relato se pone interesante. Aparecen los conflictos, los momentos más dramáticos y sufridos, aunque siguen siendo escasas las palabras, sólo hablan lo necesario. Todo lo expresan a través de sus cuerpos, especialmente el de ella, y las acciones se sustentan de esta manera. La narración está dividida en 4 partes, en cada una de ellas vemos sus momentos de trabajo, de ocio, y de placer.

La fortaleza, la autosuficiencia, y la perseverancia conviven perfectamente con la vulnerabilidad y el padecimiento que transitan todos los seres humanos, de la que ellos no están ajenos pero que los aceptan estoicamente.