Este film muestra la relación entre una bailarina y un escultor en un amplio espacio industrial, vacío casi, separado por una línea. Más cerca de la experimentación con la imagen y con la –saludable– contaminación de lenguajes, se trata de una exploración cinematográfica donde lo que vemos remite a una estilización de lo real y su juego con la creación. Hay una historia, por cierto, pero se imbrica totalmente con la pura forma, el juego del cine.