Sabiduría ancestral
No es la primera vez que Pablo César (Los Dioses de Agua) realiza una coproducción, siendo este trabajo entre Argentina y la India su octava colaboración entre su país y otro inexplorado por nuestro cine. Tampoco es la primera vez que se opone al digital filmando en 35mm como muy pocos en la actualidad. Estas características hacen que su cine sea único en su especie.
El caso de Pensando en él (2017) nos trae dos historias que se cruzan en el tiempo y espacio, al partir de un libro de poemas encontrado por Felíx (Héctor Bordoni), un profesor de geografía en crisis existencial y profesional cuando un alumno de su centro de detención de menores se suicida. El libro, propiedad del chico fallecido, nos transporta a otro tiempo y espacio, cuando el poeta bengalí R. Tagore (Victor Banerjee) escribió su experiencia espiritual y amorosa en su paso por Argentina con Victoria Ocampo (Eleonora Wexler). Por su parte ella a principio de siglo XX también registrará sus vivencias con el hombre al que admira. La narración de los libros nos llevan de una historia a la otra mientras que, al profesor Felix, a viajar a la India actual.
Como sucedía en otras de sus películas de su vasta filmografía (Orillas, El cielo escondido, Equinoccio, el jardín de las rosas), Pablo César incursiona en los universos desconocidos pero lejos de toda visión turística. Su abordaje invita a reflexionar de manera sensitiva sobre mundos legendarios, cargados de sabiduría ancestral incomprensible desde el raciocinio de occidente.
La película no tiene rebusques formales, plantea el pasado en blanco y negro con referencias de época y el presente a color. Ambas épocas son retratadas con un estético 35mm que posibilita profundidad y textura a la imagen. El modo de filmar de antaño, con cierto parecido a producciones de los años ochenta y noventa en los encuadres y movimientos de cámara, busca adentrarnos en los tiempos espirituales que atraviesan los personajes. Así mismo, esta manera de filmar se muestra cargada de vicios de puesta que exponen a los actores, recayendo las emociones en su expresividad.
Sin embargo, Pablo César parece convencido de ir en contra del cine actual, su viaje es introspectivo lejos de golpes de efecto y ritmos acelerados. Su estética no apunta a embellecer o destacar los países que visita, sino a encontrarse con las personas y aquello que tienen para ofrecer desde su cultura. Hay un encuentro de mundos entre Argentina y la India, como entre el presente de Argentina y el pasado de principio de siglo, como también entre el profesor de clase trabajadora y sus alumnos marginados del sistema. Los personajes transforman en aprendizaje la incomprensión que les causan culturas ajenas. Una manera de suplir distancias y encontrarse con un otro, así como también, con uno mismo.
Su cine puede parecer anticuado pero su propuesta fílmica sigue vigente, por ser uno de los pocos -o quizás el único- en poder distanciarse de las modas y ahondar en los misterios y sabiduría detrás de culturas ajenas.