Cuando la amistad se pone a prueba.
Esta es una historia algo intimista donde se busca llegar al espectador con un tema que puede ingresar en la vida de cualquiera. La historia se desarrolla entre Navidad y año nuevo, una de las protagonistas Lucía (Valeria Bertuccelli) invita a una gran amiga Ana (la española Elena Anaya, “La piel que hábito”) a pasar unos días en su casa para que descanse, el lugar cuenta con un importante jardín y pileta de natación, mientras ella se va unos días con su pareja Eduardo (Esteban Bigliardi).
Cuando ella vuelva unos días antes de año nuevo festejaran todos juntos, también con algunos familiares. Le deja todas las indicaciones del funcionamiento de la casa, pasaran el jardinero y su ex pareja Ricki (Fernán Mirás) a buscar a su hija de Lucía Abi, ellos se encuentran separados hace unos 3 años.
Será cosa del destino, Ricki llega temprano a buscar a su hija y se encuentra con Ana, a quien no veía hace algunos años. Un tiempo más tarde ese acercamiento casual e inesperado termina en una salida, ambos no tienen compromisos y comienzan un intenso romance.
El conflicto se presenta cuando vuelve Lucía ¿Cómo harán ellos para contarle este amor que surgió? ¿Cómo lo tomará? ¿Aceptará está relación? ¿La deben ocultar? ¿Pero por cuánto tiempo? Y así surgen ciento de preguntas, también hay algunas subtramas.
La directora del film es Victoria Galardi, recordemos uno de sus películas “Cerro Bayo” (2011), y el ritmo es lento como en esta, donde tarda mucho en mostrar como se desencadena el conflicto. En su anterior historia la protagonista intenta suicidarse, en el momento que se encuentra en coma, sus hijas, yernos y nietos, va saliendo lo peor y lo mejor de cada uno de ellos.
En “Pensé que iba a haber fiesta” va logrando buenos climas, con algunos buenos planos, silencios algo alargados, tarda bastante en llegar que estalle el conflicto, el tema esta que se detiene en mostrar varios detalles, también se toma en mostrar los personajes: el jardinero (Esteban Lamothe, protagonista de “El Estudiante”), Emilio el hermano de Eduardo, el sobrino Pablo y su cuñada.
Las actuaciones son correctas tiene un buen lucimiento con el estilo típico de Valeria Bertuccelli, sus miradas, gesticulaciones, expresiones y diálogos, un tono para emocionarse, es acertada la breve presencia de Fernán Mirás, realiza una interesante interpretación, la actriz española Elena Anaya es encantadora, se luce en la escena del baile, transmite su incomodidad, está el entrecruce de miradas muy rico y lo que siente.
Dentro de lo técnico y la musicalización la directora demuestra una vez más su profesionalismo; habla de la amistad, las traiciones, lealtad, los secretos y la culpa. Pero lamentablemente la historia crece y sobresale llegando al final, no tiene sorpresa, por momento resulta un poco tediosa, un guión simple, le falta profundidad y termina decepcionando.