Otro film de terror, esta vez argentino. Una mujer bastante prepotente vende un departamento; los sucesivos “empleados” de inmobiliaria que arriban al lugar son gente temible con un secreto paranormal. El film apela a combinar el mundo cotidiano con un horror surgido de la molestia constante, de la paranoia y de la tensión entre los personajes, sin descuidar ciertos toques de humor. Pero no funciona del todo: cierto subrayado casi nacionalista, la caracterización demasiado burda de la protagonista como alguien desagradable que, solo por eso, merece el peor castigo, y ciertas reiteraciones que diluyen el ritmo le juegan en contra.