Pequeña Gran Vida: Querida, encogí a Matt Damon.
La humanidad encontró la manera de achicar a las personas a doce centímetros de altura, reduciendo no solo el impacto ambiental de la especie en el planeta sino también el costo de vida: todo es más barato tras la reducción, es una ruta directa a ser millonario. Parece ideal ¿no?, Matt Damon dice que no.
Cada una de las películas de Alexander Payne recibió no solo el halago de la crítica sino también nominaciones y galardones en todo tipo de entrega de premios. Es una de las voces más apreciadas en Hollywood justamente por ser tan poco hollywoodense, entregando films personales e íntimos rebosantes de un humor tan negro como irreverente ante normas sociales, pero mucho más rico en calidad crítica y no tan juvenil como podría encontrarse en trabajos ajenos con un tono similar. En esta ocasión Payne se enfrenta ante un reto mayúsculo, dejando atrás totalmente las producciones independientes que acompañaron toda su carrera para trabajar con el mayor presupuesto con el que contó hasta ahora.
El tamaño de la producción viene acompañado de un ambicioso guion. Pequeña Gran Vida nos coloca en un futuro cercano/actualidad alternativa dónde la humanidad desarrollo una respuesta ante los problemas de superpoblación y de impacto climático negativo por parte de la especie: encontraron la manera de reducir las personas a menos de 12 centímetros de altura. En unos pocos años el proceso se encuentra al alcance de todo quien este dispuesto, tentando a los potenciales clientes con un cambio drástico en su situación económica, ya que todos los gastos cuando uno se “reduce” pasan a abaratarse de tal manera que prácticamente todos son pequeños millonarios. El film se centra en el personaje de Matt Damon, puntualmente como rearma su vida una vez se achica. Si ya tenia complicaciones antes, imaginen lo complicado que lo tiene midiendo 11,9 centímetros. Se trata de un concepto increíblemente ambicioso e interesante. Es una premisa tentadora para cualquiera, como las grandes historias de ciencia ficción suelen serlo. Aunque de ese género se encuentre lo mínimo indispensable en este film.
Se desarrollan varias temáticas, entre ellas la concientización ambiental, el impacto negativo que tenemos en el planeta, así como también las dificultades económicas y el altruismo. El sacrificio personal es sin dudas el debate que propone el film bajo su superficie, encarnado en su protagonista: un hombre amable que piensa primero en los demás, y al que nada le sale bien.
Payne siempre tuvo en sus guiones su mayor fortaleza, pero también se destaco siempre el tono que logra imprimirle a sus films. Por eso resulta una sorpresa que esta vez el tono presenta varios problemas. Como es usual en sus trabajos, hay un constante humor en la cinta, pero en esta ocasión (como también le pudo suceder a más de uno cuando vio en su momento Los Descendientes) los chistes terminan errando más de lo que aciertan. Aunque eso no signifique que uno vaya a encontrar varias risas durante la película, el humor que siempre le facilito a sus pasados actores ese encanto que tanto gusta a la hora de entregar premios no termina haciéndole un favor a nadie en esta ocasión. A pesar de ellos, varios actores (puntualmente Hong Chau y, dependiendo de gustos, Christoph Waltz) logran destacarse, pero quizás un retoque en el humor le habría hecho muy bien a la misma. En ocasiones se siente como que la narrativa se desarrolla como si fuera una lista de supermercado, pasando de evento en evento de forma fría y calculada para completar el tremendo viaje que nuestro protagonista tiene por delante.
No hay grandes yerros en Pequeña Gran vida, más bien pequeños detalles que terminan evitando que llegue a la grandeza que el concepto pedía. Lamentablemente la dirección no terminar elevando el material, incluso hay ocasiones en las que empeora secuencias que en papel deberían rendir de mejor manera. El resultado final sugiere que un excelente cineasta logro crear un trabajo competente y entretenido, aunque por sus características o limitaciones nunca logro ser capaz de llevar a cabo un guion tan ambicioso. Aunque palabras como “limitaciones” puedan sonar fuertes, no todos los directores tienen las características necesarias para trabajar con presupuestos cerca de las nueve cifras, por más buenos que sean. Ciertamente hay directores que con facilidad trabajan con mucho éxito en el circuito de blockbusters y no están ni cerca de ser seriamente considerados superiores a sus colegas más independientes.
La parte técnica de la película resulta tan irregular como la cinta en general. Por un lado el trabajo del departamento de arte, así como seguramente cientos de personas prácticamente anónimas que trabajaron en el diseño (físico o digital), le da vida de forma maravillosa a un mundo tan cercano pero a la vez alejado de lo cotidiano. Pero por el otro, tanto la música como la dirección de fotografía no logran darle especial personalidad al film. A pesar de lo irregular (frase que le va al film como anillo al dedo) del rendimiento final de los distintos departamentos de producción, casi todos los ambientes dónde nos encontramos una vez la reducción se lleva a cabo agregan una capa de ambientación increíblemente valiosa. Estos son, junto a las actuaciones, lo único que sugiere que una versión cinematográfica sea verdaderamente el medio ideal para esta historia: tiene una tremenda cualidad literaria.
Los primeros trabajos de Payne habían mostrado la fortaleza de su personalidad como cineasta, entregando historias con fuertes personajes y un humor extremadamente punzante. Recientemente su enfoque paso a entregar relatos mucho más íntimos, con Los Descendientes y Nebraska. Esas cualidades de color tan independiente son los que lo convierten en una valiosa, y tan apreciada, voz en Hollywood. Pero la realidad es que en la mayoría de los casos las grandes producciones, así cómo los ambiciosos proyectos de carácter épico, no suelen conectar de la mejor manera con lo personal e íntimo. Usualmente no se busca hacerlo, y en la mayoría de las ocasiones en que se lo intenta terminan fallando. Este parece ser uno de esos casos, nada de que avergonzarse ya que no todas las películas consiguen lo que (por dar un ejemplo) logra hacer Forrest Gump. Son incontables la cantidad de “valorables esfuerzos” que no cuentan con un producto final tan correcto y entretenido como este.
A Pequeña Gran Vida el termino que mejor le va es el de una oportunidad perdida, ya que a pesar de entregar una entretenida historia llena de personajes y experiencias interesantes, se queda en la puerta de llevar un excelente concepto a una realización digna del recuerdo. Pero más que lamentarse por la excelencia no alcanzada, es mucho mejor sentarse a disfrutar de una película cuyas limitaciones no ofuscan sus elementos más valiosos. Si la premisa te genera cualquier tipo de interés, definitivamente vas a encontrar mucho que disfrutar en la experiencia.