Sin luz
Los realizadores Carolina Rimin y Gustavo Galuppo ahondan en Pequeño diccionario ilustrado de la electricidad (2015), sobre la desconocida figura de Christian Villeneuve, un científico que a principios del siglo pasado se dedicó a investigar la electricidad y su posible aplicación a los medios de comunicación.
Con las claras intenciones de armar un “diccionario” visual -se enumeran palabras con tomas de letras y significados- pero también con un estilo que se acerca a una enciclopedia por la variedad de la información y estilos, los directores construyen un catálogo a la vieja usanza, en el que proyectan y expelen imágenes todo el tiempo, para así reforzar el diálogo en off sobre cada avance y retroceso de Villeneuve y su relación con la electricidad.
Es necesario aclarar que la mayoría de las investigaciones que realizó se relacionaron a los intentos, sin resultado favorable, de poder revivir a su recientemente fallecida mujer. Creyéndose que el mito de Frankestein era posible trasladarlo a la realidad, Villeneuve se esforzó por medio de la electricidad de revivir a su amada esposa quien murió repentinamente.
Música, archivo, recuerdos, fotografías, todo entra en la licuadora de Carolina Rimin y Gustavo Galuppo y la pantalla explota, pero en determinado momento lo arriesgado de la propuesta se choca con el convencionalismo del relato de la locutora, que adoctrina y quiere imponer una posición castrense que nunca termina de revelar si es verdad o mentira lo que se cuenta aunque tampoco importa.
Pequeño diccionario ilustrado de la electricidad va avanzando con trazos gráficos, y también algunos destellos de aquello que, como objeto, funda su relato. Hay también una voluntad de poder crear algo diferente, como un Sucesos Argentinos específico y científico del uso de la electricidad y sus posibles aplicaciones. En el camino se disuelve la idea de manual porque la imagen destruye la palabra verbal, y así la narradora dialoga con el público sobre algún hecho concreto y específico de la cronología con los descubrimientos de Villeneuve, la ironía desde la selección de la imagen que “ilustra” es notoria.
El juego de contraponer palabra con imagen, es uno de los recursos más apelados a lo largo de toda la duración del relato, pero también es el sostén de algo que no termina nunca por cuajar en un lugar concreto y específico durante el maniqueo juego que propone. Pequeño diccionario ilustrado de la electricidad en vez de avanzar retrocede, porque su propuesta podría parecer innovadora pero luego termina apelando a recursos clásicos del documental para no terminar superando sus propias limitaciones.
Si justamente el verosímil es aquello que se quiere resquebrajar, pisotear, transformar y hasta transgredir para generar un sentido sin sentido, la disyuntiva que se plantea termina resintiendo toda su estructura y el castillo de naipes que se fue armando con imágenes de diferentes características, se desmorona ante cualquier exigencia del espectador sobre su relato y su solidez.