Pequeños secretos

Crítica de Denise Pieniazek - Puesta en escena

"Los pequeños detalles, entre la transgresión y lo ineficaz"
Por Denise Pieniazek

Pequeños Secretos (The Little Things, 2021) es una película perteneciente al género policial, escrita y dirigida por John Lee Hancock, quien ya había incursionado en la temática criminal como guionista de Un mundo perfecto (A perfect world,1993) y Medianoche en el jardín del bien y del mal (Midnight in the garden of Goof and Evil,1997). También Hancock lo había hecho como director de la bien lograda The Highwaymen (2019), la cual reconstruía originalmente desde la óptica policial, el caso de los célebres criminales Bonnie and Clyde. En esta ocasión, en Pequeños Secretos la investigación policial se centra en un asesino serial de mujeres, lo que actualmente se llamaría un femicida. La película funciona a través de un triángulo en el sistema de personajes compuesto por un experimentado alguacil que está de paso -interpretado por el siempre sobresaliente y convincente Denzel Washington-, un detective en asenso y el favorito de la institución policial de turno (Rami Malek) y el presunto criminal (Jared Leto).

El modo en que el asesino serial opera al colocar a sus víctimas como una gran puesta en escena y la investigación a cargo de un contrastado dueto policial, que difiere en edades, métodos de trabajo, clase social y etnia cultural, remite automáticamente a dos películas del género que se han destacado en la década del ´90, justamente en la misma época en que se ambienta el largometraje en cuestión, nos referimos a Siete pecados capitales (Seven, 1995) y El coleccionista de huesos (The Bone Collector, 1999), esta última también protagonizada por Denzel Washington. En las tres películas los duetos policiales son compuestos por blancos y negros, y por el contraste entre policías experimentados y jóvenes novatos. Pero la diferencia respecto con Pequeños Secretos es que una vez avanzado el relato de este thriller policial, comenzará a operar la figura del espejo entre el personaje de Joe Deacon (Washington) y Jim Baxter (Malek). En ese contraste entre la “vieja escuela” y la “nueva escuela” conforme avance la investigación se darán cuenta que tienen más en común de lo que creen, porque aquello que no es resuelto en el pasado tiene consecuencias en el futuro. En dicho sentido está muy bien dosificada la información que va obteniendo el espectador respecto del pasado del oficial Deacon y lo que se esconde detrás de esa sensibilidad que muestra, a diferencia de los otros policías, cada vez que aparece una nueva víctima.

La película posee algunos problemas en el desenlace y en cuanto a la poca eficacia interpretativa de dos de sus protagonistas. Respecto a Rami Malek, quien, si bien nos había deslumbrado antes con su interpretación de Freddie Mercury, aquí sus gestos son sobreactuados y su trabajo resulta poco verosímil. Asimismo, Jared Leto privilegia la transformación física mediante la prótesis de maquillaje y el tono corporal por sobre la acción interna del personaje, lo cual también perjudica al guión a la hora de convencer al espectador en su totalidad, incluso resulta incrédulo que obtuviera una nominación a los premios Golden Globes. Sin embargo, a pesar de estos elementos negativos como resultante el filme es turbio, intrigante y entretenido, como en aquellos policiales en que el espectador sigue de cerca en complicidad con los detectives y va armando teorías mientras contempla.

Finalmente, lo más destacable de Pequeños Secretos, que quizás es a su vez el problema que produce la falta de satisfacción total en el desenlace, es que realiza dos transgresiones al género policial tradicional. Por un lado, mediante una fuerte crítica a la institución de seguridad representando hombres de la fuerza que flagelan, que son vulnerables y se corrompen. En dicha película se construyen policías “rotos” por un sistema, como sucedía en En la cuerda floja (Tightrope, 1984) protagonizada por Clint Eastwood, salvando las distancias. En Pequeños Secretos hasta el más correcto de los policías puede desmoronarse mediante la impotencia simbólica que genera el mundo criminal. En adición, la fuerte crítica del filme también expresa como la institución policial no cambia, no se preocupa por la estabilidad emocional de sus agentes. Simplemente cuando no son funcionales a ese sistema se los aparta, porque se olvida que ante todo los policías son humanos. Por último, el giro inesperado del desenlace cuyo riesgo se agradece por otro lado termina dejando satisfecho al espectador porque no da respuesta a lo esbozado anteriormente. Aquella premisa que se repite durante el filme y que da título al mismo (en su idioma original) pronunciada por el personaje de Deacon (Washington): “…The Little things make you caught” (“Las pequeñas cosas son las que te delatan/hacen que te atrapen”), desafortunadamente queda desdibujada.