La importancia del detalle.
Años 90´, el sheriff Joe “Deke” Deacon (Denzel Washington), quien otrora fuera un investigador leyenda en Los Ángeles, regresa al ruedo para ayudar en un caso sobre un asesino serial de mujeres, cuyo modus operandi es muy similar a de crímenes cometidos en el pasado. Un caso que toca muy de cerca a nuestro sheriff, causante de un triple by pass en su corazón, así como que se refugie (en su profesión) en un pequeño pueblo del condado de California.
Abierto a esta nueva investigación, se aliará al joven jefe de policía de Los Ángeles, Jim Baxter (Rami Malek), tan obsesionado como él en sus mejores (y peores) épocas, por atrapar al cruento asesino. Claro que el principal sospechoso de los aberrantes hechos, Albert Sparma, está interpretado por Jared Leto (nadie mejor para hacer de tipo raro). Una historia que comienza como un típico policial, donde surgen muchas pistas y se genera intriga, con una puesta en escena precisa, que gradualmente se irá tornando más y más íntima e intrincada.
Nuestro protagonista tiene secretos, y estos salen a luz conforme el asesino no se detiene. Fantasmas del pasado que han desmoronado la vida personal, corporal y psíquica de Joe. Tal espejo, Jim parece estar embarcado en el mismo sino, por lo que Joe hará lo imposible para que esto no suceda. Es que son crímenes muy violentos: mujeres jóvenes destrozadas sin piedad alguna. La impotencia se hace carne y daña.
De lo estrictamente racional y policial, pasamos a un thriller existencial, sin nunca perder una acción noir, podríamos decir. Una acción morosa y por momentos solemne, donde todo el tiempo se palpita que algo grande está a punto de suceder. La película narrativamente está bien estructurada, así como bien desarrollados los personajes. Quizá si peca de algo, es de una mirada un poco soslayada en relación a las verdaderas victimas del conflicto, las mujeres.
Se centra tanto en emocionalidad y en los pesares de los protagonistas, que queda desdibujada la motivación, aquello que los impulsó a llegar a ese estado (¿o es solo una cuestión narcisista?). Por otra parte, se agradece la vuelta de tuerca final, qué si bien puede parecer un tanto forzada, pone en el tapete ciertas cuestiones morales y hasta qué punto hay verdades absolutas.