Ante esta producción podríamos empezar diciendo que nos encontramos ante una nueva saga al estilo Harry Potter.
Percy Jackson es hijo del poderoso Poseidon y su madre humana trata de protegerlo ocultándole que él es un Semidios.
En esta saga se aplica la mitología griega.
Poseidon mantiene una larga disputa con su hermano Zeus, agravada ahora porque le han robado su poderoso rayo, hecho del cual culpa a Percy. Este semidios tiene problemas de concentración y es dislexico. En su escuela hay un profesor en silla de ruedas y un amigo de estudios que lo ayudan, pero, en realidad, son figuras mitológicas, un centauro (Pierce Brosnan) y un sátiro, Grover (Brandon T. Jackson), a quienes se les suma Annabeth (Alexandra Daddario), hija de Athenea. Este grupo se encargara de recuperar el rayo robado para rescatar a la madre humana de Percy que se la han llevado sus enemigos.
La superproducción es admirable merced a los muy buenos efectos especiales, a un apropiado ritmo narrativo sostenido que entretiene en buena ley al espectador, al que hace participe de la historia, y lo retrae a la lectura de los clásicos griegos con base en Homero.
A la buena realización técnica se suma un plantel de intérpretes que se mueve con comodidad, como, por ejemplo en la versión subtitulada, la Medusa interpretada por Uma Thurman, de aparición sorprendente para el espectador al que esta dirigida la obra, el Poseidón de Kevin Mcidd, el Zeus de Sean Bean
“Percy Jackson...” destinada al publico adolescente en quienes reactivaría –y en los demás también- los conflictos entre los dioses del lejano Olimpo con repercusión en los humanos, meros títeres, víctimas inocentes de sus pasiones y rencores. Aquella mitología con sus dioses, semidioses, Centauros, Minotauros, Sátiros, stc. e