Un thriller fascinante, inteligente y perverso
El realizador de la notable “Seven: Pecados capitales” vuelve aquí con una historia atrapante, cargada de claroscuros. En el centro, Nick, Amy y un amor hecho de ilusiones y decepciones, de manipulaciones y recelos, de misterios y rencores. “Eso es el matrimonio”, dice ella, una escritora dueña de una belleza inquietante, que vive como si fuera la heroína de una de esas fábulas recargadas de hadas buenas y villanos feroces (superlativo trabajo de Rosamund Pike). De allí aprendió a tramar todo y a creer sólo en su imaginación. Siente que la vida, al menos la suya, merece un orden y que ella, como en los cuentos, es quien debe dársela. Estamos en un pueblo de Missouri. El día que Nick y Amy van a celebrar su quinto aniversario de casados, ella desaparece. Sorpresa, desesperación. Todo parece apuntar al marido. Pero a partir de allí la historia se ensancha y se contradice. ¿Qué pasó? Los vecinos, los medios y la investigación policial suman argumentos. Hay un sospechoso diario personal y unos cuantos flashbacks que agregan dudas. Y allí entra en escena la mentira y esa enorme zona de grises y misterios que merodean entre el amor, la violencia, el sexo, la infidelidad y el odio. Es un texto ingenioso, complejo sin ser confuso, atrapante, un film sutil y sofisticado que no hace trampas y cala hondo en la personalidad de una pareja retorcida que está unida más por los pesadillas que por los sueños. ¿Qué pasa en este matrimonio? El film renueva cada paso sus sospechas, va y viene sin soltar al espectador y tiene un final a la altura de un tema que apuesta al puro desconcierto, en el mejor sentido de la palabra. La mentira los separa y la mentira los junta. Nick y Amy se destruyen pero hay algo enfermizo que no los deja separarse. Nadie sabe dónde está la culpa, por qué siguen juntos y hasta dónde se necesitan y se temen. “Perdida” propone una mirada implacable sobre la pasión indomable en su estado más alterado y deja ver al matrimonio como algo misterioso y absorbente, el ámbito donde las pulsiones extremas se subliman y encarnan. Nick y Amy ¿se aman, se odian? Fincher juega con lo incierto. Sabe que el amor y el crimen siempre dejan pistas falsas.