Todos hablaron de Permitidos, la película de Ariel Winograd. La inclusión de torbellino Lali Espósito convirtió a esta comedia romántica en un alud de comentarios y de impresiones. Los exegetas se transformaron en críticos y el público, fan del adalid femenino, osado – como todo fan- se volvió mercenario ante cada crítica desfavorable o festivo en las redes sociales si las reseñas adulaban a la ídola de las teens. Voy a admitir que por todo esto que mencioné en el exordio anterior tardé en escribir esta breve, brevísima, opinión sobre la película que muchos han apodado “La Comedia Argentina del año”, mote que considero un tanto sobredimensionado y me ocuparé de esto en los párrafos siguientes.
Ariel Winograd es bueno para hacer comedias, defendí en su momento con actitud ferviente Mi Primera Boda, soy de las que arengan que el director anuncie la secuela de su opera prima Cara de queso y finalmente hice una crítica positiva de la GRAN Sin Hijos. Winograd maneja el tiempo del género con una rapidez inusual en las comedias nacionales, y tiene un sentido del humor símil a grandes de la Nueva Comedia Americana (NCA) como Apatow (Virgen a los Cuarenta,Ligeramente embarazada), Todd Phillips (¿Qué pasó ayer?) y Stoler (Forgetting Sarah Marshall,Buenos Vecinos), que influenciados por la gran Saturday Night live, crean películas guarra, con chascarrillos escatológicos, y con un espiritú adolescente tardío (los personajes son los llamados kidults, adultos que nunca crecen).
Por eso en Sin Hijos – para mí la mejor de sus comedias- el dilema de la protagonistas femenina es “NO KIDS” ante la idea de un futura incursión en la maternidad. Winograd recoge la motorización de la NCA y le da impulso telúrico. Sus personajes están llenos de vitalidad, son impulsivos, gritones, histéricos, pero para nada irritantes. Tienen “sangre” en las venas – festejo este tipo de personajes antes que los depresivos jovencitos de la camada del Nuevo Cine Argentino- y exponen cada sentimiento de manera graciosísima. Por eso Permitidos, su nueva comedia, era una película esperada por mí, más allá de que Lali Espósito fuese su protagonista. Yo fui al cine a ver Permitidos por Winograd.
Permitidos plantea un tema interesante, y lo introduce de manera abasalladora en los primeros minutos de metraje. La presentación de los personajes – a Winograd le sale muy bien estas cuestiones- comienza en los créditos iniciales: Camila (Lali Espósito) y Mateo (Martín Piroyansky) son una pareja joven, ellos viajan en el Scooter Vintage del protagonista masculino, Camila y Mateo se divierten haciendo malabares en la motito, la gracia les sale bien. Es imposible no sentirse motivado con esta secuencia de arranque, la complicidad entre ambos traspasa la pantalla: Camila y Mateo son una pareja que se entienden y eso lo deja bien sentado desde el comienzo.
Permitidos empieza con todo. Los jóvenes tienen un gran comienzo con las charlas de pareja, son enérgicos y la química entre ambos es increíble. Piroyansky es uno de los mejores actores del género, de eso no hay duda, pero la gran sorpresa es Lali Esposito. Además de que es bellísima – definitivamente lo suyo es el cine- le hace la segunda a Piroyansky de forma tal que la pareja resulta atractiva. El cuentito es sencillo: pareja de jóvenes que sucumben por una “permitido” (¿con que famoso te dejaría acostar tu pareja sin que se pudra el rancho?). El chiste de ¿cuál es tu permitido? se vuelve tangente con la aparición de Zoe del Rio (Liz Solari), una actriz/modelo que engancha hasta la médula a Mateo. Con ese encuentro, comienzan las situaciones de comedia, chistes divertidos sobre si un “chico común” se puede levantar a una celebrity como la blonda.
El permitido no es tan “permitido” para Camila quien se abate ante la noticia. Hay una escena que me paralizó el corazón por su dureza y realismo, la risa deriva en una mueca de pena por estos dos amantes que se van a separar: Camila lo encara en la casa a Mateo, discuten de una manera alocada, pero los ida y venidas, las miradas, los llantos y las palabras de desamor – Esposito y Piroyansky tienen que volver a trabajar juntos- son de una bravura apabullante. Uno se ríe, pero también los compadece y es un mérito – MERITAZO- de Winograd quien crea en esa escena el clima perfecto. La historia de pareja, ese relato que sostienen impecablemente los protagonistas, se desvanece promediando la mitad de la película.
La comedia romántica muta en un delirio que resulta poco interesante y aburre. Después de la escena – hechas para las fans de Lali- en donde la veinteañera se pone un tanto nerviosa ante una foto de Zoe del Rio – muy bien Liz Solari interpretando a una frívola, aunque espiritual actriz- la película comienza a desplazar los roles protagónicos de Espósito y Píroyansky y pone en escena historiales transversales. La segunda parte de Permitidos, absolutamente coral, pierde sentido y comicidad. La parodia hacia los medios de comunicación, desvanece la historia de amor entre Camila y Mateo. Permitidos, entonces, se queda en la mitad, una pena, y lo digo hasta con pesar, porque Winograd es quizás uno de los mejores directores argentinos de comedia. Eso sí, la dupla Epósito/Piroyansky es prodigiosa, así que esperamos verlos en una “revancha” para contarnos otra historia de amor.