El director Sergio “Shlomo” Slutzky presencia una conferencia del historiador israelí Raanan Rein quien intenta establecer que Juan Domingo Perón no fue antisemita ni pro nazi, sino un pragmático, que buscó acomodarse a los vientos de cada momento. Esto despierta en Slutzky el deseo de investigar si esto es así, cuál era el vínculo de su propio padre con el peronismo y qué opina la comunidad judía sobre este tema.
Con una objetividad casi imposible de lograr en un cineasta radicado en Argentina, Slutzky pregunta y repregunta, escucha las opiniones más variadas, incluso las que se contradicen entre sí. El director vive en Israel desde 1976 y viaja con frecuencia a la Argentina. Es decir que mantiene, como se ve en la película, un equilibrio entre la cercanía y la distancia que por suerte aplica a la película.
La objetividad del director permite que sus conclusiones sean más contundentes, pero no en blanco y negro, sino con matices. La demagogia de Perón, buscando decirle a cada uno lo que quería oír, sus intentos por cooptar a todos para mantenerse en el poder a cualquier precio y sus conductas y discursos abiertamente totalitarios también se dan cita, aunque sin que esto signifique que aparezcan voces que defienden su figura y sus logros.
El cine argentino de los últimos veinte años ha sido, casi en su totalidad, incapaz de tener una mirada crítica sobre el peronismo. Esta es una de las pocas excepciones y no necesita, como ocurre con los films peronistas, mentir, engañar o exagerar las cosas para sostener su discurso. Una mirada contemplativa e inteligente sobre el tema que elige, todo lo contrario a un film militante.