Dos mochileros en apuros.
Casey (Nicholas Hoult) necesita desesperadamente dinero para su extremadamente rubia novia Juliette (Felicity Jones), quien precisa un trasplante de riñón. Por eso se acerca a Geran (Ben Kingsley), un resbaladizo traficante de drogas quien lo envuelve en una difícil misión para complicar las actividades de otro notorio criminal, Hagen Kahl (Anthony Hopkins).
De esa forma, el invencible protagonista queda enredado en una guerra entre dos antagonistas, en una especie de juego del gato y el ratón de alto riesgo.
Sin embargo, acá Hoult parece ser el verdadero gato en la trama, ya que únicamente teniendo nueve vidas pudo haber sobrevivido a tantos tiros, colisiones y golpizas.
Persecución desapasionada:
Persecución al límite (Collide) es una co-producción entre Alemania e Inglaterra que presenta algunas escenas de acción muy fluidas y lo suficientemente decentes como para levantar un argumento tan insípido como genérico. Lamentablemente, todo el talentoso elenco brinda interpretaciones desapasionadas.
En especial Hopkins y Kingsley sobreactúan sus unidimensionales personajes caricaturizados y no aportan nada en esta historia llena de clichés. Una verdadera lástima, ya que los dos son actores tremendos y era su primera vez trabajando juntos. Quizás estaban complicados para llegar a fin de mes o le debían un favor a alguien.
Nicholas Hoult creció muchísimo como actor desde aquella maravillosa película que es About a Boy, con Hugh Grant. En el último tiempo tuvo roles interesantes en Mad Max: Fury Road, en la franquicia de X-Men y en el perturbador thriller Dark Places. Sin embargo, no convence todavía como héroe de acción. Lo mismo puede decirse de Felicity jones, una brillante actriz que recientemente destacó en Rogue One y unos años antes en la hermosa Like Crazy.
La verdad es que hacen lo que pueden con un guión pobre que cae en todos los lugares comunes y tiene ciertas falacias narrativas. Afortunadamente, acá son los que salen mejor parados, haciendo que nos interesemos un poco por el destino de estos amantes.
Por otro lado, Persecución al límite funciona como una propaganda para varias marcas conocidas de autos y está a la par con la franquicia de Rápido y Furioso, aunque sin el carisma de Toretto. El giro sorpresa del final roba una sonrisa, pero no alcanza para salvar a una película poco memorable que quedará en el olvido apenas arranquen los créditos.
Conclusión:
La típica película de persecuciones en auto y disparos que no le pegan a nada, donde el protagonista da mil vueltas por el aire y siempre sale ileso. Hay una buena cantidad de secuencias de acción en Persecución al límite que deberían satisfacer al espectador promedio. Una propuesta liviana, sin grandes pretensiones, que entretiene lo justo y necesario. No mucho más ni mucho menos.