La experiencia de Personal Shopper en el último Festival de Cannes es un buen ejemplo de la manera en que dividió las opiniones el nuevo trabajo del cineasta francés Olivier Assayas.
En la primera función ante la prensa internacional la película fue abucheada durante varios minutos y luego el jurado le otorgó el premio a la mejor dirección.
No encontramos ante esa clase de propuestas que no admiten términos medios, hay gente que la va amar y también puede ocurrir que algunos espectadores se levanten de la butaca a los 15 minutos para escapar del tedio.
En el caso de este estreno es muy importante aclarar que a diferencia de lo que venden los trailers engañosos, Personal Shopper no es una película de terror.
Durante el desarrollo de la trama el director Assayas juega un poquito con algunas situaciones sobrenaturales, sin embargo el foco principal del film pasa por el retrato humano que presenta sobre la experiencia del duelo tras la muerte de un ser querido.
Los avances promocionales venden la idea que es un thriller sobrenatural del estilo de Los otros (Alejandro Amenábar) y no podría haber una percepción más equivocada de esta película.
Kristen Stewart, en una labor dramática decente, interpreta a un joven que atraviesa un duelo personal a raíz del fallecimiento de su hermano. Su vida se centra en un trabajo que detesta, en el que se dedica a comprar ropa y artículos para una celebridad mediática que no puede hacerlo por su cuenta.
Aunque el trabajo no es emocionante le da la posibilidad a la protagonista de vivir un tiempo en París, donde intenta comunicarse con el espíritu de su hermano.
El personaje en un momento manifiesta que no cree en el Más allá pero de todos modos intenta establecer una conexión con un espíritu a través de tutoriales en You Tube. Una de las tantas incoherencias que presenta esta historia.
Personal Shopper es un film con una severa crisis de identidad donde el director nunca tuvo claro que quería hacer con el conflicto y los personajes.
Por momentos intenta ser un thriller sobrenatural, luego busca convertirse en un film de misterio en la línea de los trabajos de Alfred Hitchcock y también aspira a elaborar un drama profundo sobre la depresión y la experiencia del duelo.
El resultado es un film pretencioso que fusiona diversos géneros de un modo muy chapucero sin ningún tipo de solidez en el conflicto que propone.
Por momentos uno tiene la sensación de encontrarse ante tres películas simultáneas que no tienen ningún tipo de relación entre sí.
Dejemos de lado los lamentables efectos digitales que atentan contra la tensión que pretende generar Assayas cuando incursiona en el terreno del terror.
Los primeros 20 minutos son una tediosa tortura sopórifera en la que vemos a Kristen Stewart interactuar con personajes que luego no tienen ningún tipo de relevancia en el film.
Más adelante la protagonista es acosada a través de mensajes de texto por una persona desconocida en una subtrama que queda en la nada y no tiene razón de ser en el conflicto. Un hecho que deriva en escenas de más de cinco minutos donde la actriz intercambia mensajes con su celular.
Antes tantas incoherencias argumentales cuesta bastante entender a la gente que encuentra en este film una obra maestra.
Personal Shopper no deja de ser un gran exponente del cine pretensioso que intenta ser profundo e inteligente con ideas mal elaboradas.
La tensión que intenta construir el director a lo largo del relato no tiene ningún efecto porque el personaje principal nunca es desarrollado. Kristen Stewart mantiene el mismo registro actoral de la primera a la última escena y por esa razón cuando la película concluye te deja con un sabor amargo.
El director no profundiza en ningún tema que aborda y cierra el argumento con un final anti climático como si él mismo hubiera intentado escapar de su propia obra.
En consecuencia, la experiencia que pretende ser profunda e inteligente deriva en una pérdida de tiempo con un relato olvidable que no aporta nada a la salida del cine.