La ciencia del sueño macabro
Allá por 2017 emergió de las entrañas del cine de terror soviético una cinta bastante sorprendente llamada La novia (Nevesta, 2017) que se apoyaba en la base de ciertos elementos del folclore ruso para dar forma a una historia que, a pesar de sus limitaciones, cumplía con el objetivo de entretener al espectador avezado del género terrorífico. Esos mismos productores vuelven a probar suerte con Pesadilla al amanecer (Rassvet, 2019), un relato que cambia el ámbito rural por la ciudad gris para dar forma a un universo de sectas, malos sueños y teorías conspirativas... si, todo eso.
Todo comienza con el cumpleaños número 20 de Sveta, una joven cuya madre murió dándola a luz en circunstancias poco claras. Su hermano la visita para el festejo y al terminar la fiesta se quita su propia vida saltando desde la ventana del departamento. Los días posteriores Sveta intenta reconstruir los motivos por los cuales su hermano habría decidido quitarse la vida, y descubre que sufría unas extrañas pesadillas, motivo por el cuál estaba tratándose en una clínica especializada. La joven se hace pasar por uno de los pacientes y experimenta en primera persona el calvario fantasmagórico y por momentos metafísico que se cobró la vida de su hermano, momento en que la raya que divide lo real de lo imaginario comienza a desdibujarse.
Claro que para llegar a este punto, la trama de Pesadilla al amanecer toma caminos confusos, atajos incoherentes y un número de agujeros argumentales que cuanto menos los pensemos, mejor. Hay un interesante trabajo de arte, que aprovecha ciertos espacios que rememoran la última etapa de la Unión Soviética, con esas edificaciones monstruosas y el concreto gris acaparándolo todo, y los vuelve propios, utilizándolos a su favor para agregar una pátina “tenebrosa” al mundo creado.
Desde lo narrativo la cuestión empieza a descarrilar a medida que nos acercamos a un harto demorado tercer acto, donde empieza a tomar forma mucho de lo sugerido previamente. Es una lástima que a esta altura del partido la lógica interna se encuentra más que tambaleante y el guión se encapricha en meter un giro dramático tras otro, en un intento de evitar el naufragio, pero socavando su propia lógica interna y entregándonos una verdadera ensalada rusa... mejor suerte para la próxima!