Un sueño lúcido grupal
Pesadilla al Amanecer (Rassvet, 2019) es una película de terror rusa dirigida por Pavel Sidorov y escrita por Evgeny Kolyadintsev. Protagonizada por Alexandra Drozdova, el reparto se completa con Anna Slyu, Aleksandr Molochnikov, Anastasiya Kuimova, Oleg Vasilkov, Kuzma Kotrelev, Oksana Akinshina, entre otros.
Luego del festejo de cumpleaños de Sveta (Alexandra Drozdova), ella se levanta por la noche y ve a su hermano Anton (Kuzma Kotrelev) suicidarse tirándose por la ventana. Al parecer, las variadas pesadillas que sufría Anton, las cuales dejó anotadas en un cuaderno, fueron las que determinaron que él quisiera acabar con su vida. Para investigar más a fondo, Sveta se dirige, junto a su mejor amiga Nastya (Anastasiya Kuimova), a una institución de psiquiatría y somnología. Allí la joven se someterá a un sueño colectivo lúcido con tres personas más: la sonámbula Lily (Anna Slyu), el periodista y claustrofóbico Kirill (Aleksandr Molochnikov) y Vitaly (Oleg Vasilkov), señor que sufrió una experiencia traumática y sobrenatural en alta mar.
De los productores de La Novia (Nevesta, 2017) nos llega del país ruso otra cinta de terror que, como era de esperarse, no es una buena película. Por empezar, Pesadilla al Amanecer tiene un guión que da pena: en un principio se nos presenta información sobre la madre de la protagonista, la cual murió en 1999 también en el día de cumpleaños de Sveta. Se dice que sufría de esquizofrenia y depresión, motivos por los cuales decidió unirse a una secta donde se venera a un demonio sin cara. Sin embargo estos datos no sirven de nada ya que después, gracias a un pésimo montaje, no se ahonda más en el tema y se pasa a la situación traumática particular de cada personaje que se somete al sueño lúcido. El rol protagónico, así como los demás, están cero desarrollados, haciendo imposible que el espectador pueda generar empatía.
A pesar de que la atmósfera sombría está bien construida, la abundancia de jump scares con música alta repentina no permite que la sensación de miedo tenga lugar. Una niebla negra, un perro malvado, la cabeza de una persona muerta y variadas apariciones en la oscuridad son solo algunos de los clichés que terminan haciendo que la duración de la película (98 minutos) se sienta mucho más extensa.
Por otro lado, sobre el último efecto se utilizan unos efectos especiales muy poco elaborados que lo que menos consiguen es atemorizar. Además, en el desenlace hay una revelación sacada completamente de la galera ya que en ningún momento anterior se dio una mínima pista de lo que pasaba. Esto no solo hace que el giro sea ridículo, sino que también deja en evidencia lo mal estructurado que está el guión.
Pesadilla al Amanecer podría haber construido una historia interesante sobre los sueños y las intenciones de las sectas, sin embargo pasa a ser otra película de terror rusa que resulta una pérdida de tiempo.