Pescador: un policial frente al mar
La vida solitaria de Santos, un ermitaño y misterioso pescador, se ve alterada cuando tres jóvenes llegan al lugar para abrir un parador cerca de su playa. Muy pronto el trío y Santos se enfrentarán en medio de discusiones, arrebatos, venganzas y violencia, hasta desembocar en un final tan dramático como inesperado.
El director José Glusman intentó aquí narrar una historia policial con individuos insertos en sus ambiciones personales, pero muy pronto el guion toma un giro incierto, ya que el entramado se va complicando en medio de las aventuras y desventuras de ese pescador y de quienes pretenden apropiarse de su lugar en la playa. Diálogos casi telegráficos y una borrosa pintura de ese grupo playero procuran sacar adelante a esos hombres y a la muchacha que los acompaña, todos ellos inmersos en conflictos dramáticos teñidos, a veces, por un romance que no llega a fructificar.
Rodado en bellos exteriores de Valeria del Mar, Pinamar, Cariló y Ostende, el film, que prometía mucho más de lo que da, va así decayendo y convirtiéndose en una trama que, por momentos, se hace muy difícil de armonizar. La sobria labor de Darío Grandinetti aporta cierta verosimilitud a ese pescador ermitaño, en tanto que los rubros técnicos aportan calidad a este thriller, que solo por momentos logra el suspenso que requería la totalidad de la historia.