En parte, un film sobre amistades intergeneracionales, en parte, una especie de western -un hombre espera la llegada de otro con el que alguna vez ha delinquido, unos policías esperan, también, ese encuentro- y en parte, una historia sobre lo que sucede dentro de cada personaje. El todo funciona bien, Glusman sabe filmar seco y preciso solo lo que es necesario y la historia, si bien tiene algunas debilidades, se comunica de modo efectivo con el espectador. Grandinetti sabe hacer de hombres parcos, casi es lo que mejor le sale.