Entre el drama intimista y el policial, este nuevo trabajo del realizador de Cien años de perdón y Domingo de Ramos tiene unos cuantos atractivos
Las películas con personajes que se instalan en un balneario fuera de temporada para huir de un pasado que los persigue son una costumbre del cine argentino del siglo XXI. Sobre esa base el realizador José Glusman (Cien años de perdón, Domingo de Ramos) construye este film que va del drama íntimo al policial playero.
Santos (Darío Grandinetti) es un solitario pescador de la zona de Pinamar que todas las mañanas tira sus redes en la costa. A unos metros de su lugar de trabajo, tres chicos locales alistan el restaurante de un parador con miras al próximo verano y enfrentan varias dificultades con un inspector municipal local.
Entre Santos y los muchachos -sobre todo Franca (Jazmín Esquivel)- surgirá un vínculo que se desarrolla a lo largo de una de las subtramas de Pescador. De la otra conviene ahorrarse detalles, puesto que alrededor de ella el guión de Glusman e Iván Tokman construye una intriga a develarse recién en el último tercio del metraje.
Pescador funciona mejor en el terreno del drama intimista que en el del policial gracias a esos personajes opuestos aunque hermanados en el desamparo y la soledad. Glusman los acompaña en sus sentimientos, apostando por silencios, gestos y miradas. La pata policial, en cambio, irrumpe como mandato antes que por pertinencia narrativa, dando como resultado un film irregular aunque disfrutable.