Fiesta pagana y humor delirante
El filme es lo más parecido a un especial del programa de televisión con la marca registrada Capusotto-Saborido pero en 3D. Una bacanal de ideas tumultuosas y anárquicas, con los personajes más celebrados de la dupla.
La sinceridad de Capusotto y Saborido es más que elocuente: Peter Capusotto y sus 3 dimensiones es lo más parecido a un especial de Peter Capusotto y sus videos. Pero esa franqueza de la dupla, creativa y original, apunta más alto en esta oportunidad a través del 3D y de un propósito, ya de por sí, ambicioso: complacer a los fanáticos que concurrirán al cine como si se tratara de una fiesta, pero también seducir a quienes se mantienen o ubican “afuera” del fenómeno. El pretexto argumental es disertar sobre la industria del entretenimiento y para eso nada mejor que convocar a Violencia Rivas y su carácter irascible que media entre el rock punk de antaño y una Lita de Lazzari en versión bizarra. De allí en más, la película (algo semejante a una bacanal de ideas tumultuosas y anárquicas dentro de un orden establecido) deja el convite para que surjan, entre otros, Micky Vainilla, Jesús de Laferrere y Bombita Rodríguez, tres de los personajes más celebrados del dúo. Entre ironías, publicidades que actúan como “separadores” y un humor que concilia el delirio y la lectura subliminal o directa de carácter político, transcurre la hora y media de esta orgía humorística y placentera. También, excesiva, cuestión que los fanáticos agradecerán sin tapujos, en tanto, aquellos que no comulguen con el fenómeno, tal vez, mirarán con cierto desgano.
Las influencias también son elocuentes: el humor corrosivo y voraz de aquellos Monty Phyton, el estilo narrativo de viñeta episódica de los primeros films de Woody Allen, los “separadores” publicitarios que remiten al Almodóvar de la movida española. Los segmentos más contundentes hacen anclaje en Bombita Rodríguez y su historia peronista montonera y en la postura fascistoide y reaccionaria de Micky Vainilla, en tanto, las apariciones de Jesús de Laferrere y Pomelo, traslucen menos eficaces en relación con el programa de televisión. Pero el momento que se lleva todos los elogios refiere al episodio Facebook donde un Capusotto multiplicado en su mundo de “Ja-Ja-Ja” provocará que su cabeza estalle al estilo Scanners de David Cronenberg.
Cabría plantearse, entonces, si Peter Capusotto y sus 3 dimensiones es una película o la invitación que hace un par de amigos para una fiesta lúdica y pagana constituida por aquello que se sabe de antemano. También, podría interrogarse si semejante celebración conformará a propios y extraños. Quien escribe esta reseña crítica confiesa que le resultó muy difícil tomar distancia del fenómeno Capusotto & Saborido, que se sintió a sus anchas con la invitación a la fiesta, que la pasó más que bien y que no tiene problema alguno en repetir la experiencia.