Huele a espíritu adolescente
Una nueva película sobre el personaje creado por James Matthew Barrie protagonizado por Hugh Jackman, Levi Miller, Rooney Mara, Amanda Seyfried y gran elenco.
Un a vez más el mito de Peter Pan, el personaje creado por James Matthew Barrie, es llevado al cine. Esta vez llega bajo la dirección de Joe Wright (Anna Karenina, Hanna) y con un giro en la historia, que funciona como una suerte de precuela, ya que cuenta los inicios del niño volador que no crece, cómo llega al país de Nunca Jamás (Neverland), su enfrentamiento con Barbanegra y el nacimiento del Capitán Garfio (Hook).
Peter Pan (Levi Miller) crece huérfano en un orfanato gobernado por una monja estricta y malvada, en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, hasta que una noche es succionado desde el techo del edificio por los barcos voladores de Barbanegra para ser llevado a Nunca Jamás. Ahí es cuando se produce el quiebre de la realidad para transformarse en una película de hadas, en una historia mágica, llena de fantasía y personajes pintorescos.
Esta vez se trata de cumplir la profecía que dice que el niño tiene que llegar al reino de las hadas para poder vencer al temible pirata, interpretado por el siempre sólido Hugh Jackman, y encontrar a su madre (al espíritu de su madre). Antes deberá pasar como prisionero en esa isla que es como un sueño del que no se puede despertar, pero donde todo es posible. Allí conocerá al que será su amigo inseparable, Garfio (Garrett Hedlund).
Una vez más la apuesta de una superproducción son los efectos especiales, como si el cine sólo consistiera en aplicar la tecnología más avanzada para crear mundos imposibles y no en saber cómo contar una historia novedosa.
Joe Wright intenta ir más allá al agarrar el mito y desmontarlo para contar todo de nuevo. El problema es que combina sus componentes con una fórmula repetida y el resultado es más de lo mismo. La fantasía y la magia se adueñan por completo de Peter Pan, es cierto. Pero no agrega demasiado ni tiene grandes momentos.