Una historia que no es como la recordamos
En esta nueva moda de reinterpretar historias infantiles -bastante alejadas de la idea original-, le tocó el turno a Peter Pan. Ahora los piratas cantan canciones de Nirvana y Los Ramones, el malo no es Hook sino Blackbeard, interpretado por Hugh Jackman al estilo de los grandes musicales de Broadway.
En esta ocasión Peter es un niño travieso que vive en un orfanato en Inglaterra durante la segunda guerra mundial; su mejor amigo es Nibs (Lewis MacDougall) y trata de evadir los castigos de las malvadas monjas que dirigen el lugar.
Pero Peter no es un huérfano común y corriente, y como le escribió su madre en la carta que dejó junto a él, es un niño especial, un elegido con una importante misión. Una noche, malvados piratas en barcos voladores roban a los huerfanitos mientras duermen para llevarlos a trabajar en las minas de la isla de las hadas. Y es en ese lugar donde Peter conocerá su verdadera identidad y sera el encargado de liberar a las hadas de la malvada tiranía de Blackbeard, con la ayuda de Hook (Garret Hedlund), Tiger Lily (Rooney Mara) y su tribu.
La historia no mantiene casi nada del formato original, y los agregados y variantes que se le hicieron parecen ser solo excusas para poder mostrar aventuras, persecuciones, musicales y recargadisimos escenarios llenos de retoques digitales.
Finalmente, y entre tanto extra, decorado y efectos especiales, Peter logra recorrer el camino del héroe, vencer el miedo a volar y enfrentarse a su destino. Peter pasa de niño a héroe, convirtiéndose para el final de la historia en el mágico ser que ya conocemos.
Las actuaciones son bastante aceptables teniendo en cuenta lo ilógico del guión. En esta historia donde los elementos visuales tienen mucho más peso que la historia en sí, es que en los deslumbrantes escenarios Hook luce como la mezcla entre Indiana Jones y un modelo de Levi´s. Rooney Mara siempre está espléndida y con una impecable ropa colorida, aunque esté por morirse ahogada. La sirenas es Cara Delevigne y el hogar de la tribu parece una casa de decoración étnica de Palermo.
Pese a todo, las casi dos horas de imparables andanzas tienen sus buenos momentos, gracias a la ternura de Levi Miller y la enorme gracia de Hugh Jackman, en esta historia que al final deja todo listo para una secuela.