Llega a los cines Peter Pan, una particular visión de los personajes creados por J.M. Barrie a cargo del realizador de Orgullo y prejuicio.
Hace bastante tiempo, en una tierra no tan lejana, acaso desconocida, un niño se negaba a crecer y lideraba a una banda conformada por niños de su misma edad, muchos de ellos, aborígenes para luchar contra una banda de piratas, que desean acabar con las hadas.
La historia de Pan cautivó a numerosas generaciones a través de los tiempos y fue el estudio del gran Walt Disney el que realmente la inmortalizó con una hermosa adaptación animada. Y si bien originalmente se trató de una obra de teatro, que fue llevada al escenario en numerosas oportunidades, nunca tuvo una verdadera transposición cinematográfica hasta 1991, que Steven Spielberg, realizara Hook, que narraba el regreso del protagonista a “Nunca Jamás”, desde una mirada adulta, como una continuación del relato clásico. Hook, más allá de lo que digan sus detractores, es una propuesta original, divertida y que integra todos los conceptos temáticos que el realizador viene trabajando desde sus primeros tiempos: familias divididas, las implicaciones sociales del crecimiento y la madurez, un padre ausente, etc.
Años después, el australiano P.J. Hogan –realizador de La boda de mi mejor amigo– dirigió una adaptación más fidedigna a la obra de Barrie que no tuvo la repercusión que merecía, y posteriormente, apareció Descubriendo el País de Nunca Jamás, donde Johnny Depp se puso en la piel del autor para descubrir los orígenes de su creación.
Posiblemente, debido al éxito de la saga animada Tinkerbell, Joe Wright agarró por el encargo la historia de Pan y le dio un giro argumental un poco más novedoso, imaginar como el personaje llegó a la Tierra de Nunca Jamás, que conflictos lo llevaron a querer no crecer y enfrentarse con el Capitán Garfio.
El guión de Jason Fuchs utiliza como base, la información suministrada en detalles en el cuento de Barrie, lo amplía y magnifica para darle una coherencia narrativa, y posiblemente, comenzar una saga. Esto lo combina con la mitología del nacimiento del héroe, y en ella no puede faltar una princesa, un maestro, un renegado hosco pero de buen corazón y el villano despiadado.
Peter es huérfano, su madre la abandonó en un hogar que parece salido de la imaginación de Charles Dickens, pero en el siglo XX. Al tiempo que Londres es bombardeada durante la Segunda Guerra, Peter descubre junto con un amigo, que están desapareciendo niños del orfanato. Pronto, ambos se darán cuenta que la malvada monja -bastante estereotipada- a cargo, se los está dando a un barco pirata que llega volando por los cielos, secuestrando menores y dejando suministros. Peter es llevado hacia la Tierra de Nunca Jamás tras participar de una persecución aérea que remite demasiado al final de La guerra de las galaxias –la original-.
En esta tierra anacrónica, un grupo de piratas que parecen salidos de un circo burtoniano –similar al de Batman vuelve pero viven en el cañón de Mad Max: Furia en el camino– utiliza niños para esclavizarlos en las minas –alguien mencionó Indiana Jones y el templo de la perdición– mientras buscan polvo de hadas que permitirá rejuvenecer a su líder, el malvado Barbanegra, interpretado por Hugh Jackman. Peter con la ayuda de James Garfio, un muchacho grande que creció en las minas escapan y se refugian con los aborígenes que, defendiendo a las hadas, le están haciendo la guerra a Barbanegra.
La primera parte de la película es bastante divertida y entretenida, aún cuando Wright da rienda suelta a su imaginación y plantea un collage de CGI demasiado pomposo, pretencioso y estético, fiel a lo que hizo en sus obras anteriores. Más que argumentalmente remite bastante a la saga creada por George Lucas, también hay guiños visuales que parecen indicar un simil fanatismo del director con la historia espacial. Así mismo, también aparecen numerosas referencias a films de Spielberg, ya sea Indiana Jones, como incluso una pequeña secuencia fundamental en la historia y características del personaje, filmada igual que Hook. Una especie de homenaje que no sale bien, porque tampoco este eje pierde relevancia en la segunda mitad del film, donde este decae bastante en ritmo y narración.
Es muy extraño el villano que interpreta Jackman, en forma bastante sobreactuada. Al principio tiene una carga emotiva que lo lleva a empatizar un poco con el público, pero con la llegada de Tigrilla –Rooney Mara, lejos lo mejor del elenco, junto con el niño Levi Miller- pierde relevancia. Extraño resulta el vestuario de Barbanegra, identificado cual rock star –incluso sus entradas son con canciones a cappella de los años 90- pero se viste como zar ruso que parece salido de la película previa de Wright y guarda –como se puede observar en una escena-tributo a El imperio contraataca– bastantes reminiscencias a Darth Vader.
Pan es un híbrido. Por un lado, imaginativa, por otro demasiada influenciada por las obras ya mencionadas de Lucas y Spielberg. Tiene rasgos demasiado infantiles, pero también termina siendo bastante violenta. La primera parte del film es dinámica, la segunda plantea una moraleja ecológica y peor aún resulta densa, extensa y extremadamente emotiva.
El trabajo de Jackman no logra destacarse. Es exagerado y grandilocuente. Es similar lo que sucede con Garret Hedlund, al que se lo ve un poco perdido dentro un personaje tan importante como Garfio, en tono amistoso, pero con características de Han Solo.
Pan es un pastiche, que debido a sus múltiples pretensiones y referencias, se queda en la superficie de la historia, convirtiendo su narración en convencional, y a la película, en un producto mediocre y demasiado ruidoso.