No queríamos otra historia
Peter Pan vuelve, una vez más, sobre los personajes creados por J. M. Barrie para su obra de teatro estrenada en 1904. Numerosas versiones cinematográficas, televisivas y teatrales se han sucedido a lo largo de más de un siglo, siendo por ahora la más famosa la creada por Walt Disney en 1953. Ahora, en esta nueva adaptación, se promete contar la historia jamás contada sobre el famoso personaje. No es una buena noticia, hay que decirlo. Personajes extraordinarios amados por millones de personas son alterados para poder buscar una nueva manera de justificar otra película. Porque Peter Pan nos cuenta la historia previa, la que nunca nos contaron, la que tal vez nunca nos interesó que alguien nos contara. Peter está en un orfanato en Londres, durante la 2da Guerra mundial. Sufre las injusticias del lugar en una mezcla entre Charles Dickens y Matilda. Pero no pasará mucho tiempo hasta que aparezcan los piratas y la Tierra del Nunca jamás. Con algunas variables, como por ejemplo que el todavía joven y simpático Garfio no parece ser un enemigo del protagonista. La idea no resulta y se vuelve tan aburrida como absurda toda la trama. Nada del encanto de los personajes originales aparece, todo es distante, frío y terriblemente barroco. Porque si en algo Joe Wright puso todo, fue en la dirección de arte, el vestuario y los efectos visuales. Mucho, sin duda, pero nada memorable. El director de Orgullo y prejuicio, Expiación, deseo y pecado y Anna Karenina se aferra más a ese aspecto de la película que a cualquier otra cosa. Es así que durante largas secuencias sin ritmo ni sentido, vemos colores de toda clase, suntuosos vestuarios, escenarios descomunales. La estética, extrema, a veces aplastante, recuerda a una versión más lavada e industrial de las películas de Terri Gilliam como Los aventureros del tiempo o su versión de Las aventuras del Barón Munchausen. Otra curiosidad: el que desea que el tiempo no pase no es Peter, no por ahora al menos, sino el villano, el pirata Barbanegra. Es decir que los eventos que llevarán a Peter a convertirse en el personaje que todos conocemos, aun no terminan de desarrollarse, lo mismo para el Capitán Garfio, que no se ha convertido en el malvado enemigo de Peter Pan. La peor amenaza que se cierne en esta película es que están buscando realizar una secuela. Que exista esa segunda o incluso tercera parte, no dependerá de méritos artísticos sino de resultados en taquilla. La suerte de Peter Pan aun no termina de saberse. A juzgar por las serias limitaciones de esta nueva propuesta, esperemos que el camino se termine ya. Ojalá Joe Wright crezca y vuelva a hacer el gran cineasta que supo ser al comienzo de su carrera.