Céline Sciamma cuenta a la infancia como territorio de lo posible en Petite Maman, que a partir de lo fantástico aborda la historia de una niña de 8 años que transita la muerte de su abuela y la inesperada ausencia de su madre.
Con una larga carrera como guionista, Sciamma logró notoriedad con Retrato de una mujer en llamas, su siguiente proyecto fue Petite Maman, una película pequeña, con pocas locaciones y elenco reducido, genuinamente emocional y dispuesta a indagar la infancia como un territorio en donde la imaginación y los fantástico son herramientas naturales para sortear las dificultades.
Y de lo que se trata para la pequeña Nelly es de la muerte de su querida abuela, de quien no pudo despedirse y lo que sigue, que es vaciar la casa de su nana enclavada en el bosque junto a su padre -un poco ausente, un poco desentendido de la situación- y su madre Marion, triste por la pérdida y por tener que volver a la casa en donde fue feliz en su niñez.
La protagonista entonces juega en el encantador bosque cercano y allí conoce a otra nena, de su misma edad, que se llama Marion como su madre y que vive en una casa que es una réplica de la de su abuela fallecida.
Con un guion complejo que introduce el extrañamiento, hace posible lo imposible y con inteligencia se desarrolla de manera natural en la pantalla, el relato incluye casi como una excusa un misterio, que se revela rápidamente, para espiar la niñez y su manera de ver el mundo, recursos definitivamente olvidados por casi todos los adultos.
Si la célebre frase de Rainer Maria Rilke decía que “la verdadera patria del hombre es la infancia”, desde el cine, el lugar de lo posible por excelencia, Céline Sciamma actualiza la máxima del poeta austríaco, para dar cuenta de un territorio añorado al que pueden asomarse solo los que tengan la sensibilidad necesaria.
PETITE MAMAN
Petite Maman. Francia, 2021.
Guion, dirección: Céline Sciamma. Intérpretes: Joséphine Sanz, Gabrielle Sanz, Nina Meurisse, Stéphane Variupenne, Margot Abascal. Duración: 72 minutos.