Mucha expectativa se generó en la previa de Pitete Maman. Céline Sciamma se encontraba en la lupa pública más que nunca por el éxito de Retrato de una mujer en llamas. Sin embargo no hay que temer, este nuevo film presentado en el Festival de Berlín de este año y, ahora, en Mar del Plata, cumple con todas las expectativas. Céline vuelve a triunfar tocando temas profundos de una manera simple con toques ficcionales. Y, por si fuera poco, Pitete Maman es de las películas más cálidas que habrás visto en mucho tiempo.
Luego de que su abuela muera, Marion de 8 años, está con sus padres en la casa del bosque de la difunta para sacar todas las cosas. Su madre afectada por la situación abandona el lugar y queda sola con su padre. La niña quien también está atravesando su propio duelo busca distracción fuera del hogar. Allí, bajo un hermoso piso de hojas de otoño se consigue con Nelly, una niña de su misma edad que vive cerca del lugar. De inmediato ambas forman una amistad. Alianza que paradójicamente durará para toda la vida.
“Tú no inventaste mi tristeza”, deja pasar un personaje. Sciamma se apoya en la visión del mundo de dos niñas pequeñas para hablar sobre la depresión y su relación con la infancia. El cálido y anaranjado otoño se convierte en un refugio para Marion y Nelly, empiecen a entender lo engorroso que puede ser el mundo. Con la cámara siempre buscando el primer plano en ambas, la audiencia logra ver las cosas desde sus miradas.
Petite Maman puede llegar a considerarse pequeña en la filmografía de Sciamma, sin embargo, la directora entiende y redondea correctamente lo que quiere contar. Es difícil hablar mucho más de sin caer en el spoiler, que a pesar del nombre de nuestra página, no validamos. La película cuenta con giro ficcional que se puede entrever desde el principio, pero no es hasta que Marion habla para saber lo que está sucediendo.
Extrañamente Petite Maman es probablemente la película más adorable de todo el 2021 pero sin caer en las categorías de páginas de cine de Good Feel Movies. Es más bien un relato intimo como el bosque, que nos recuerda aquel mundo visto por nuestro propios ojos a los 8 años. Una mirada clara hacia el amor puro entre una madre e hija.