Hay una niña que pierde a su abuela. No pudo decirle “adiós”. La niña, su madre y su padre, va a vaciar la casa. Pero la madre está demasiado triste y deja a la niña con el papá con la tarea de desarmar una vida. Un día, la niña sale a jugar a un bosque cercano y se encuentra con otra niña de su misma edad, se hacen amigas y, magia, resulta que la “amiga” es su propia mamá pero en el pasado. Con este dispositivo de cuento de hadas, Céline Sciamma logra una película notable por lidiar, de modo breve y muy preciso, con temas enormes y difíciles como el paso del tiempo y la muerte, las relaciones familiares, el abandono y la maternidad. Más maravilloso que el viaje temporal constante de las dos niñas, es que ninguna de estas cuestiones rebalse el relato. Sciamma se mantiene a distancia de los personajes. Que es de una gran belleza y emotiva sin caer nunca en el golpe bajo.