Nos encontramos ante una pequeña gran joya, condensada en setenta minutos de duración. “Petite Maman” es una fábula sobre la pérdida, la comunicación entre vínculos y la infancia. Su autora se ha caracterizado, a lo largo de su carrera, por una notable habilidad en la creación de atmósferas y mundos femeninos. No es aquí la excepción, su sensibilidad trasciende la gran pantalla. El film nos interpela acerca de que implica ser madre, que atañe a ser hijo, desde un contexto específico, sujeto a experiencias concretas. Mezcla de géneros y en referencia cronológica no especificada, se irá tejiendo una trama hecha de secretos compartidos y amistades entabladas.
Proveniente de una autora de pura cepa, una búsqueda estética formal pretende impactar en el espectador, deslindando la temática narrativa, en proyección hacia exploraciones más abstractas. Hipotética ensoñación y fantasía de universos posibles pergeñados por la imagen infantil, se colocará el punto de atención sobre una mirada extrañada, que procesa en igual medida pérdidas y éxodos, inmersa en un viaje nostálgico, capturado en evocadora fotografía. Llama poderosamente nuestra atención una serie de paisajes otoñales que traducen sensaciones, de forma tan elegante y delicada. La travesía no es solo física: Céline Sciamma nos lleva a sitios íntimos en el afán de reflexionar acerca de nuestra vida.
Observamos, así de modo empático, una obra de vocación naturalista, no exenta del elemento fantástico que vertebra al relato en dos mitades. Alegoría, onírica y mitológica, “Petite Maman” aborda la construcción imaginaria de una niña, inspirándose en el realismo mágico, de fuerte anclaje en el cine galo. Una puesta en escena contrastante indaga en nuestra memoria; enternecedor, se trata de un ejercicio que no peca de ambición. La celebrada realizadora, premiada por “Retrato de una Mujer en Llamas”, hace más con menos y el resultado la favorece evidentemente. La aceptación del film fue unánime, convirtiéndose en ganadora del premio del público en el último festival de Berlín.