Philomena

Crítica de Maru Manson - Toma 5

No me iré sin mi hijo

La nueva película del británico Stephen Frears llega con todo a nuestros cines para apelar a los más profundo de nuestros corazones y mover cada fibra de nuestro ser con un cuchillo sierrita bien afilado… ¿para tanto? Sí. ¿Vale la pena sufrir así? Definitivamente! Es que “Philomena”, la cual está basada en una historia real (y de ahí la lacrimogenidad),es una de esas pequeñas grandes películas que nos recuerdan que el buen cine se apoya básicamente en un buen guión, una buena dirección y sólidas actuaciones.

El film, basado en el libro “El niño perdido”, cuenta la historia de Philomena Lee (Judy Dench) una señora irlandesa de clase trabajadora quien le confiesa a su (¿única?) hija que 50 años atrás, mientras vivía recluída en un convento en Irlanda, había dado a luz a un niño, el cual le fue arrebatado y dado en adopción por las monjas del lugar sin su consentimiento.
De ahí en más entra en la trama Martin Sixsmith, un spin doctor en descenso y periodista, quien ayuda a Philomena a buscar a su hijo perdido con la condición de poder publicar su historia. De ahí en más la trama despega, haciendo viajar a sus protagonistas por Londres, Irlanda y Washington DC en una historia aparentemente sencilla que, sin embargo, está cargada de mensajes y sub-temas que la enriquecen.

El eje principal de la historia yace en la cuestión moral del perdón. La protagonista es una devota católica quien, no pretende ningún tipo de revancha por lo que le sucedió, simplemente saber la verdad sobre su hijo perdido. Por otro lado, Martin Sixsmith, quien es abiertamente ateo, muestra actitudes más reaccionarias al comportamiento de las monjas. Sin embargo, el film en ningún momento pierde el eje y uno logra empatizar tanto con Philomena y su filosofía del perdón tanto como con el escéptico periodista dejando a merced de cada espectador el veredicto final. A esta cuestión moral, se le suman el tema de la hipocresía eclesiástica y política (representadas en el film por la Iglesia Católica y el Partido Republicano), la inescrupulosidad del periodismo y las divisiones sociales en Gran Bretaña.

En cuanto al guión se refiere, si bien la historia toca temas delicados y emociona en muchos momentos, la adaptación que Steven Coogan y Jeff Pope lograron es sencillamente brillante ya que sabe balancear a la perfección la emotividad del asunto con el sutil humor inglés. Sumado a todo esto, está la dirección impecable de Stephen Frears quien nos trae una historia intensa pero para nada extensa.

Las actuaciones, tanto de Judy Dench como de Steven Coogan, merecen ser destacadas una y otra vez. Judi entrega una actuación sublime que dista mucho de otros papeles en los cuales se la acostumbra ver, y reafirma su lugar como una de las grandes actrices británicas del cine. Steven Coogan, quien es altamente reconocido como comediante, construye muy acertadamente un personaje que al principio de la trama es un tanto snob y arrogante pero que evoluciona considerablemente luego de sus experiencias con Philomena. Sin duda, una de las mejores parejas desparejas del cine en los últimos años.

Aunque quizás queden un par de cabos sueltos en la historia (al ser una adaptación esto es casi siempre inevitable), “Philomena” se posiciona como una de esas películas que es necesaria ver, al menos una vez, para refrescar esas nociones de simpleza y calidad que parecen escapar al cine (comercial) actual.