Philomena Lee es una mujer cerca del abismo. Reza y cree en Dios como parte de la educación que tuvo cuando era jóven en un convento. pero ese también es su mayor castigo, y es que hace 50 años, en una pequeña aventura de una inocente criatura, nació Anthony, quien le fue arrebatado de las manos por las "mujeres de Dios" para venderlo por una buena cantidad de dinero "para Dios". Ahora, con ayuda de un periodista, inicia la búsqueda de su hijo perdido sin importar lo que encuentre.
Quizá no es intención del director Stephen Frears (The Queen), ni tampoco lo fue de Martin Sixsmith, autor del libro (interpretado por Steve Coogan) generar una polémica al rededor de las monjas irlandesas de ese convento. no he leído el libro y no sé hasta que punto entren en esa temática, pero bien podríamos considerar que está a la altura de los curas pederastas en cuanto a obras de los "hombres de Dios". Vender a un niño a costa de su madre solo como "castigo" cuando hablas de un Dios misericordioso sigue siendo una contradicción, y como tal, lo muestran sutilmente en la película sin entrar en más detalles. Pero es un buen debate para abrir.
Magistral Judi Dench en su actuación, justificando su nominación, no así la película que, si bien es sentimental y tiene notas bonitas, el hecho de saber el destino del hijo practicamente a la mitad del filme le resta un poco de emoción. Aún así, hora y media de metraje no está tan mal para una pequeña historia de la que hay muchas, llena de sentimientos y buenas actuaciones