Desde la sinopsis sabemos que el punto de vista de Pie Pequeño se invierte: no es el ser humano quien descubre a Pie grande, es Pie grande quien descubre al ser humano. La película asumirá la visión de los yetis que viven en lo alto del Himalaya, aunque por momentos también asumirá el punto de vista de Percy, el humano que quiere filmar a las enormes bestias peludas para hacerse famoso.
Los yetis viven en una sociedad cuyo sistema de creencias se basa en unas piedras que son como sagradas escrituras, una concepción del mundo ancestral que fue pasando de generación en generación, y cuya verdad no puede ser cuestionada bajo ningún concepto.
Pero en la comunidad de las bestias hay algunos que dudan de la versión oficial, se hacen preguntas y cuestionan al jefe de la tribu. También está Migo, el yeti protagonista que un día se encuentra sin querer con un hombre que cae de un avión en la montaña nevada.
Cuando Migo lo ve, se da cuenta de que se trata de un “pie pequeño”, como le llaman a los humanos. El problema es que, supuestamente, los humanos no existen para las piedras sagradas, y cuando Migo llega a la aldea e informa que acaba de ver a un pie pequeño, la noticia cae como una bomba.
La presentación de la comunidad yeti y de cada uno de los personajes tiene el ritmo justo para que la historia fluya sin problemas, como tiene que ser en las buenas animaciones de aventuras. La trama incorpora, además, escenas musicales y unos pasos de comedia física que son un gran acierto.
Lo bueno de Pie Pequeño es que, a pesar de su fuerte apuesta política, siempre es una película para chicos, y los adultos que los acompañen serán testigos del didactismo ameno y ejemplar con el que se explica la importancia del conocimiento, de cuestionar lo establecido, lo naturalizado.
La escena del rap del patriarca de los yetis para explicarle a Migo por qué es importante mantener la creencia en las piedras sagradas es el momento más radical y complejo, ya que se ponen en tensión dos concepciones del mundo, y se deja al descubierto el revés de la trama, la verdadera Historia.
El discurso del jefe le da a la película un giro conciliador, optimista, que apuesta y cree en la bondad de las personas. Pie Pequeño es una animación necesaria para nuestros hijos, porque enseña que cuestionar te hace conocer, y que en vez de sumergir las dudas, hay que hacer preguntas.