Nuevos mundos
De tanto en tanto el cine animado vuelve a visitar al mito del Yeti, ese imaginario ser blanco y peludo que se cree que habita en las altas cumbres montañosas entre el frío y la nieve en solitario, capaz de contener su gigantesca furia y fuerza.
Pie pequeño (Small Foot, 2018) es la puesta al día de ese relato, en esta oportunidad contando, a manera de comedia musical, y centrado en un yeti muy amigable llamado Migo, que se verá envuelto en un encuentro cercano del tercer tipo con Percy, un youtuber que desea un espaldarazo a su alicaída fama de likes. Cuando el encuentro entre ambos se suceda, aquellas mentiras con las que el guardián de las piedras intentó evitar la interacción entre yetis y humanos, se construirá una dinámica narrativa que reposa su origen en la confusión y la revelación como impulsor de la historia, apelando a arquetipos y situaciones conocidas para así fundamentar sus conflictos.
Pie pequeño está dividida en dos fases bien diferenciadas, mientras en una primera etapa del relato se busca presentar a Migo y sus compañeros, otra intenta conectar a éstos con Percy y el mundo humano, un universo que en principio se mostrará completamente a la defensiva y hostil, para luego ir cediendo a medida que la interacción y posibilidades de Percy de explotar el fenómeno avancen.
Basada en la historia de Sergio Pablos, la mente que creó Mi villano favorito (Despicable me, 2010) y los Minions (2015), el guionista y realizador Karey Kirkpatrick, logra transmitir el espíritu original del cuento, con sus contrastes e hitos, prefiriendo en la sencillez y linealidad de la progresión dramática reforzar conceptos claves como el trabajo en equipo y la amistad como vectores de la vida (de los yetis y humana).
La animación, tradicional, responde a los canones de las últimas realizaciones del estudio, sumando esfuerzos, y también trazos, con Sony Animation, quien en el último tiempo se ha destacado con producciones como Lluvia de hamburguesas (Cloudy with a Chance of Meatballs, 2009) por la calidad de los dibujos.
En la conjunción entre ambos productores y la multiplicación de referencias a la cultura popular, como así también en la incorporación de guiños asociados a la multiplicación de la exposición a las redes sociales, la historia encuentra un punto de equilibrio para capturar la atención de los espectadores.
Cuando Pie pequeño busca ser pedagógica, o moralizar su cuento, pierde encanto y humor, algo que caracteriza este tipo de propuestas, que en muchas ocasiones en la originalidad con la que se presentan, contiene elementos claves que permanecen consolidando las ideas centrales que lo impulsan. En cambio cuando Pie Pequeño se deja seducir por la música y la revelación de detalles de ambos mundos, el relato logra mantener en vilo, con los descubrimientos que cada uno va haciendo sobre el otro, ofreciendo además una mirada honesta sobre el mundo de las redes sociales, la sociedad capitalista, y el consumo en general.