Nuestro pequeño amigo de madera regresa a los cines luego de 60 años. Esta vez con una película live action que promete encantar a niños y adultos.
Gepetto (Roberto Benigni) es un pobre carpintero que desea construir una marioneta de madera para realizar shows y ganarse la vida entreteniendo a la gente. El destino de su vida cambiará cuando esta marioneta se convierte en el hijo que nunca pudo tener: Pinocchio.
El film dirigido por Matteo Garrone tiene aspectos muy atractivos que se podrían encasillar en el neorrealismo italiano, con ciertos aspectos en el estilo visual pertenecientes al barroco. Una gama de colores que oscilan entre los marrones, rojos y grises hacen que la imagen sea sumamente oscura. Esto tiene la intención de mostrar la pobreza y ciertos aspectos tristes que pueden hacer miserable a la vida humana.
El director optó por adaptar a la perfección el cuento original que relata las aventuras de Pinocchio. Logró con creces captar su esencia, ya que durante toda la película podemos ver todos los aspectos sombríos, turbios e intimidantes que se describen en el primer libro sobre la marioneta de madera.
Las actuaciones son destacadas, sobre todo la de Roberto Benigni que vuelve a interpretar a un padre humilde, tierno y gracioso, como ya lo había hecho en “La Vida Es Bella”.
La adaptación que logró realizar Garrone tiene mucho corazón e incluso un estilo muy marcado que hace que los espectadores no se olviden fácilmente de esta película. Esto lo veo como un aspecto muy positivo, sobre todo en nuestras épocas, donde el consumo para luego olvidar es moneda corriente en todos los aspectos del arte.
El diseño de producción es magnífico, todos los vestuarios son dignos de admirar. Les recuerdo que esta producción está merecidamente nominada a 2 premios Oscar (2021) por “Mejor Maquillaje y Peluquería” y “Mejor Vestuario”. Este diseño acompaña a la construcción de los personajes, que tiene un estilo muy particular y por momentos algo tenebroso, sobre todo, por citar un ejemplo, el aspecto de “Pepe Grillo”.
La trama por momentos se hace un poco extensa, sobre todo porque es un poco episódica la aparición de los sucesos. Es como si el largometraje estuviese dividido en pequeños capítulos muy marcados y eso hace que el relato no sea del todo fluido a la hora de apreciar la historia.
Destaco mucho que existan obras como esta, porque a pesar de que puedan gustar o no, nos demuestran que la creatividad sigue existiendo y que se pueden hacer producciones de un mismo personaje con enfoques muy diferentes.
Es muy conmovedora, emotiva y reflexiva. Además, que la película sea italiana le da un valor agregado especial, sobre todo en los aspectos visuales y sonoros. Es una muy buena opción para conocer a Pinocchio desde un enfoque más realista pero sin quitarle los códigos del género fantástico.
Por Leandro Gioia