Una aventura en la laguna
El debut cinematográfico del payaso más popular del país llega en estas fiestas con una entretenida fábula para disfrutar con los más chicos de la casa. Y lo más interesante del asunto es que, anclada en las sierras de Córdoba y con un guiño expreso a los paisajes y la tonada local, y a todos los bichos y animalitos que pueblan los arroyos y los ríos de por aquí, la aventura resulta un producto transpolable a otras latitudes, siempre que haya ganas de defender la magia de la música.
En la película, Piñón es convocado a la salida de un show por el grillo Cri-Cri para salir al rescate de los bichitos de la laguna, que están en problemas porque fueron amenazados por un tirano cuis para que dejen de cantar melodías alegres y, en todo caso, entonen solamente su maléfica marcha militar. La amenaza será la punta del ovillo para comenzar a tejer una serie de intrigas y estrategias que servirán de plataforma para que el payaso multicolor entone sus clásicas canciones.
En el elenco de los (muy bien logrados) bichitos se destacan la camaleónica lombriz Lucha y los inefables hermanos Kirk y Quincho, entre los secuaces del cuis; y una resuelta araña Anita por el lado de la banda de Cri Cri, todos potenciados por el trabajo de doblaje coordinado por Sebastián Llapur y por los rasgos de fino humor cordobés.
Combinar fotos de paisajes serranos, filmaciones y animaciones digitales, con la interacción del muñeco Cabrito y del payaso Piñón en persona fue una apuesta riesgosa que, con algún altibajo (como la escena nocturna en la laguna), resultó en una interesante mixtura.
Frente a otras producciones internaciones infantiles, quizá le falten un par de vueltas al nudo dramático del conflicto que postula el argumento. Pero la película gana con su mensaje edificante y con el encuentro con un personaje entrañable y popular que nunca traiciona las buenas intenciones, ni la paciencia y la vocación de compartir canciones y seguir sumando amigos por el camino de la música.