Quinta entrega de una saga que se inició en el año 2003 con el Capitán Sparrow a la cabeza y cuya recaudación hasta la fecha es de 3.800 millones de dólares en la taquilla mundial, pero que con el correr los años fue perdiendo cierta frescura y atracción.
Piratas del Caribe: la venganza de Salazar marca un regreso al espíritu de aquel primer film y pone el acento nuevamente en los mitos de los mares, sin profundizar claro y como simples disparadores para la aventura.
Esta nueva entrega encuentra a un desafortunado y decadente Jack Sparrow, incluso abandonado por su tripulación, que es empujado hacia una nueva aventura cuando los piratas fantasmas liderados por su viejo enemigo, el Capitán Salazar -j. Bardem-, escapan del Triángulo del Diablo decididos a matar a todo pirata en el mar, él incluido, siendo la única esperanza de supervivencia el legendario Tridente de Poseidón.
Recuperando su tripulación y aliado a una brillante y hermosa astrónoma acusada de brujería -Kaya Scodelario-,empeñada en descifrar un mapa que le dejó en herencia su padre al que nunca conoció, y Henry -Brenton Thwaites-, hijo de Will Turner que busca también ayuda para deshacer la maldición que mantiene a su padre a bordo del Holandés Errante, Jack Sparrow volverá a embarcarse y buscará no solo revertir su reciente racha de mala suerte, sino también salvar su vida no sólo de Salazar y su flamante aliado Héctor Barbossa -Geoffrey Rush-.
Sin la chispa ni la novedad disparatada de los personajes de aquella primera entrega, y con un cansino Johnny Depp, cuyas morisquetas ya no surgen el mismo efecto, Piratas del Caribe: la venganza de Salazar trae a escena viejos personajes y suma nuevos pero es definitivamente la presencia de Javier Bardem, interpretando al fantasmagórico capitán español cazador de piratas que persigue y martiriza a Sparrow, quien fortalece esta nueva entrega que visualmente no defrauda y se las ingenia para entretener con su aventura.